Cinco días de huelga que sobrevuelan como nubarrones el sector de la hostelería. Esa es la conclusión, por el momento, del sinfín de desencuentros entre patronales y sindicatos que han marcado la negociación del nuevo convenio desde su arranque a principios de año. Los sindicatos UGT y CCOO por un lado y las patronales por el otro (federaciones hoteleras, restauración y ocio nocturno) no han sido capaces de perfilar un acuerdo de mínimos que impidiera la convocatoria de parones para el mes de julio. En plena temporada alta. En un verano en que el turismo balear parece estar viviendo las siete plagas, pese a atisbar otra temporada de récord: manifestaciones en la calle, derrumbes en el aeropuerto de Palma y desaparición de las tumbonas en el Arenal de Llucmajor. La guinda serán unos parones que el Govern confía en desactivar en las dos semanas de margen que quedan por delante. Los avisos de que las negociaciones iban a desembocar aquí, sin embargo, fueron constantes casi desde el primer día. Algo que no ha podido evitar lo que el presidente de los hoteleros, Javier Vich, ha calificado abiertamente como un «fracaso» de ambas partes.
Toma de contacto y primer encontronazo. La toma de contacto del 6 de febrero sirvió para poco más que para hacer presentaciones y sentar las bases de cada bancada, con 15 representantes para sindicatos y otros 15 para patronales en la mesa de negociación. La reducción de la jornada laboral y el incremento salarial iban a ser los dos grandes caballos de batalla de los sindicatos, sin renunciar a otras cuestiones relacionadas con la flexibilidad, la conciliación, la reducción de jornada o las sobrecargas laborales (estudio sobre las cargas de las camareras de piso incluido). Sus reivindicaciones se anclaban en los años de bonanza y de facturación de récord que el sector turístico, principalmente los hoteleros, habían cosechado desde la salida de la pandemia. La patronal hotelera, con Javier Vich al frente por primera vez en la negociación de un convenio, se declaraba dispuesta a hablar de todo, subrayando que el debate no podía acabar siendo esclavizado por la cuestión salarial. Los hoteleros querían introducir puntos como el absentismo para diversificar perspectivas y ampliar la conversación en torno a las necesidades de todas las partes. «Nos preocupa el absentismo injustificado y lo mucho que ha crecido desde la pandemia», avisaba Vich ante los micros.
Posturas alejadas. El 28 de febrero se celebraba la primera reunión de calado, evidenciando que el debate comenzaba con las posturas tremendamente alejadas. UGT, sindicato mayoritario, pedía una subida salarial del 19 % para tres años (petición a la que se adhería CCOO). La FEHM, por su parte, expresó su preferencia por un convenio más largo, de cinco años, aunque sin concretar ninguna propuesta de subida salarial. El portavoz de UGT, José García Relucio, hablaba entonces por vez primera de la posibilidad de huelgas y movilizaciones si no lograban acercar posturas. La baza de la huelga iba a estar presente desde entonces de una manera u otra y desde las distintas patronales evidenciaban su malestar por el tono con el que había arrancado la negociación.
Inmovilismo. Las diferencias se agudizan tras el tercer encuentro, celebrado el 20 de marzo. Los sindicatos admiten que son especialmente pesimistas, alegando no solo discrepancias en la cuestión salarial, sino en conceptos clave como el de la flexibilización. «Cuando hablar de flexibilizar en realidad quieren dar marcha atrás en conquistas laborales que nos ha costado mucho conseguir», señalaba Relucio. Desde CCOO, Héctor Gómez, compartía las quejas de su homólogo y conminaba a la patronal a relajar sus planteamientos. La lectura por parte de la FEHM, única patronal que ofrecía declaraciones a los medios, fue de decepción absoluta. «Nos encontramos con una mirada cortoplacista y una falta de altura de miras por parte de los sindicatos», señalaba la vicepresidente ejecutiva, María José Aguiló. Ambas partes se acusan mutuamente de inmovilismo.
Bloqueo y subcomisión. El 30 de abril los hoteleros hacen su primera propuesta de subida: un 8,5 %. Menos de la mitad de lo planteado por los sindicatos, que hablan abiertamente de «salarios para malvivir» y empiezan a endurecer el tono. A propuesta de CCOO se acuerda crear una subcomisión negociadora para desengrasar las conversaciones. Grupos más reducidos se reunirían en las semanas siguientes para intentar desencallar la negociación, evitando el tema salarial para centrarse en avanzar en el resto de cuestiones, especialmente en los aspectos más técnicos de las mismas. Ya se da por hecho que se sobrepasarán los plazos iniciales para cerrar un acuerdo.
Sube la tensión: movilizaciones y anuncio del Govern. Nueva reunión el 22 de mayo, quinto encuentro de la agenda inicial y la fecha que había sido marcada en un principio como fecha límite para llegar a un acuerdo. No hay avances. Tras la reunión que UGT anuncia movilizaciones de protesta frente a la sede de la FEHM. Los hoteleros califican de «irresponsable» al sindicato mientras acuerdan ampliar los plazos de negociación. Esta se meterá de lleno ya en el mes de junio, con otras dos reuniones de la subcomisión de propina. El Govern se ofrece a mediar por primera vez si la situación alcanza un bloqueo preocupante. Más de 300 personas se concentraron ante la sede hotelera el pasado día 6. «Primer aviso antes de la huelga», aseveraron. Los hoteleros mejoran su oferta hasta el 9,5 % de subida salarial.
Ruptura de las negociaciones y llamada a la huelga. Acercamientos con la subida salarial. La patronal asciende su propuesta hasta el 11 % y los sindicatos la bajan hasta el 17 %. Satisfacción relativa por lo que perciben como signos de desbloqueo. Pero era solo un espejismo. El pasado 26 de junio las negociaciones vuelan por los aires. UGT se levanta de la mesa ante posturas irreconciliables, no solo en el sueldo, sino también en el resto de puntos. Los hoteleros se quejan de que no se valoran sus esfuerzos en temas como la ampliación hasta los nueve meses de la garantía de empleo. También ve inviable una reducción a 35 horas semanales de la jornada laboral y reprocha a los sindicatos que no se avenga a ceder en ninguna otra cuestión mientras reclama mayores salarios. UGT y CCOO inician los pasos para convocar la huelga en cinco días no consecutivos de julio. El Govern vuelve a ofrecerse para mediar antes del 10 de julio, día de inicio de los parones.
Y con la ola de calor estarán todos los turistas disfrutando del aire acondicionado, igual que los hoteleros. Los trabajadores de hostelería a dormir con un ventilador.