Mallorca sufre este miércoles calor extremo que deja consigo las temperaturas más altas de España. Las máximas han rondado los 40º a la sombra y la Aemet ha activado la alerta naranja en algunos puntos de la Isla. Aunque la mayoría de residentes y turistas buscan un sitio seguro en el que refugiarse, algunos trabajadores tienen que soportar el calor para realizar su jornada laboral.
Es el caso de Lucía Medina, que lleva once años trabajando en Urbaser en el área de parques y jardines. Con el nuevo horario de verano —de 6.00 a 13.30 horas—, intenta refugiarse en la sombra siempre que puede y mantenerse bien hidratada. Destaca la preocupación de la empresa hacia sus trabajadores, ya que les facilitan una mochila con botellas de agua, placas refrigerantes, crema solar y gorras, pero, aun así, soportar las altas temperaturas a pie de calle sigue siendo un desafío diario. «Es lo más parecido al infierno», destaca.

Concienciación
Varios trabajadores de EMAYA también señalan que, cuando llegan las fechas de calor extremo, la empresa les da una serie de pautas para combatir las altas temperaturas, como parar a refrescarse 10 minutos cada hora. Eso sí, todos coinciden en que no es suficiente, ya que no se les ofrece ni agua —la tienen que traer ellos de casa— y muchos vehículos tienen el aire acondicionado roto.
Desde la Seu también se toman medidas contra el calor y los de seguridad deciden cerrar el acceso a las terrazas de la catedral desde las 13 hasta las 15.30 horas, para evitar que algún visitante pueda sufrir un golpe de calor, sobre todo en las horas en las que el sol brilla con más fuerza.
En las inmediaciones, los vendedores ambulantes también se las ingenian para resistir la jornada. Muchos bajan hasta S’Hort del Rei en busca de sombra, mientras otros se cobijan bajo los árboles o entre las murallas frente a la catedral. Sin apenas recursos y sin posibilidad de abandonar su puesto, el calor se convierte en un enemigo diario que enfrentan con improvisación y paciencia.
Mientras muchos residentes y turistas se alían con la sombra, las sombrillas o el aire acondicionado para combatir el calor extremo, otros no tienen esa opción. Repartidores, jardineros, operarios de limpieza o personal de seguridad se ven obligados a continuar con sus tareas bajo el sol, expuestos a temperaturas asfixiantes que ponen a prueba su resistencia física.
Algunos intentan adaptarse como pueden: comienzan antes su jornada, hacen pausas frecuentes o buscan la sombra en cada rincón posible. Pero no todos cuentan con los mismos recursos, y muchas veces deben improvisar soluciones para seguir adelante. El calor no espera, y el trabajo tampoco.
Su presencia en las calles, cuando más aprieta el calor, es muchas veces invisible para el resto. Sin embargo, son ellos quienes, día tras día, sostienen servicios esenciales a costa de su propio bienestar. Pese a las medidas de algunas empresas, la realidad es que gran parte de estos trabajadores afrontan el verano sin la protección adecuada, y con la amenaza constante de un golpe de calor rondando cada jornada de trabajo.
Moltes feines amb aquesta calor NO ES PODEN FER. Altres només entre les 8 y 11:00 h. , i/o entre 18-21:00 h. Alguns col·lectius han de tenir vacances tot juliol i agost, a més de part de juny i setembre amb horaris restringits. No per caprici ni ganduleria, si no per NECESSITAT i seguretat laboral . (I això que dic, inspeccionat de tant en tant per inspectors de treball )