El cirujano plástico Javier Beut era solo un residente cuando viajó por primera vez a África en el año 1989 para ayudar a la comunidad. «En mi primer viaje al hospital de Wamba, aquél lugar y su gente me marcaron profundamente y volví cada verano, con la ilusión intacta, dejando parte de mi en cada rincón», recuerda.
Con el tiempo abrió una delegación de la fundación africana AMREF en España, estableciendo su sede en Mallorca, luego acabó fundando su propia ONG: Cirujanos Plastikos Mundi. Durante sus viajes para operar a pacientes que sufrían malformaciones en África un mensaje fue calando poco a poco: «Operar de un tumor deformante en África es poner una tirita, lo que hay que hacer es curar la enfermedad». En el caso del albinismo, la solución pasa necesariamente por la prevención y formación.
Los expertos llevan años advirtiendo a la población de Tanzania y Malawi de la «necesidad de romper la cadena de transmisión de esa mutación genética que provoca el albinismo», explica Beut. Si en España solo uno de cada 17.000 nacimientos es de un niño albino, la incidencia de esta condición en África es de una de cada 1.400 personas.
«Lo que se aconseja, que es no tener hijos, es impensable en África, pero allí los albinos de las zonas remotas siguen naciendo cada día y sufren persecución, no solo desarrollan tumores como consecuencia de la exposición al sol, sino que la mayoría viven totalmente recluidos», explica el doctor.
Buena parte de los albinos sufren mutilaciones graves en estos países porque su comunidad cree que las partes de su cuerpo tienen un poder mágico y curativo. Eso les convierte en un blanco de ataques. Algunos acaban muriendo como consecuencia de sus mutilaciones. «Es cierto que por desgracia les siguen cortando dedos para usar en la sopa, pero los albinos solo son personas como nosotros que sufren una tara genética», dice el experto.
El albinismo es una condición genética recesiva. Cuando tanto el padre como la madre tienen esa mutación hay una alta probabilidad de que sus hijos nazcan con albinismo. La prevención es clave para impedir que con el tiempo presenten lesiones que mermen su calidad de vida. Hay que evitar la exposición al sol y protegerse con crema», relata Beut.
Su ONG está en standby desde la poco antes de la pandemia, pero planea retomarla en el futuro. Uno de sus proyectos, que llevó en 2011 a Bruselas, con la ayuda de la eurodiputada del PP, Rosa Estarás, es crear circuitos para formar a las madres de niños albinos y a los médicos de esos territorios en África.
«La idea era crear unos packs para que cuando naciera un albino, instructores locales pudieran a través de dibujos explicarle a la mamá lo que debía hacer para prevenir problemas graves de salud», dice.
También quería producir protectores solares y tratamientos para enviarlos a las zonas más afectadas. La baja incidencia de la enfermedad en Europa, donde está considerada una enfermedad rara, jugó en contra del proyecto.
Que gran labor este médico 👍