El fuerte viento que, por momentos, sopló el sábado en Palma contribuyó a alimentar la polémica suscitada en los últimos días por la retirada temporal del murete de la Platja de Palma, a la altura de los balnearios 10 al 13, con motivo de obras del CAZ y la modernización y sustitución del alumbrado.
La asociación de vecinos se mostró a favor porque, opinó, dificulta el botellón en esta zona, pero para otros residentes prevalece el efecto medioambiental y, por tanto, consideran esta decisión «un grave error», en palabras de Ana, una vecina de la playa. En su opinión, «la eliminación del murete deja la arena sin contención, provocando que se desplace diariamente por el paseo y la primera línea».

Y qué dicen los ecologistas al respecto. La expresidenta del GOB, Margalida Ramis, admitió ayer que «la idea inicial de este elemento no era contener la erosión de la playa», por lo que le restó importancia a la polémica sobre su retirada: «No es un elemento esencial para la playa», afirmó.
Exactamente lo mismo opinó Miquel Mir, doctor en Geografía e investigador de la UIB, que manifestó que la existencia o no del muro «no tiene ningún efecto sobre el arenal pues ya se trata de una playa condenada desde el momento en que se suprimió el sistema dunar que existía cuando se urbanizó la zona; la arena se escapa haya muro o no».
Todos los que votaron por la demolición deberían tomar una escoba y barrer la arena de la calle hasta la playa. ¡cada vez!