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«Defendemos la contención turística: no seguir creciendo, pero tampoco decrecer»

El conseller de Turisme señala que el Govern solo apuesta por decrecer en la oferta de alquiler vacacional ilegal

El conseller de Turisme, Jaume Bauzá, este viernes tras el Consell de Govern en el Consolat de Mar. | CAIB

| Palma |

«Contención» es el concepto central en la cual se basan todas las medidas anunciadas este viernes por el Govern para tratar de reducir la masificación turística en Baleares. «Defendemos la contención turística: no seguir creciendo, pero tampoco decrecer», ha dicho el conseller de Turisme, Jaume Bauzá, durante la rueda de prensa en la cual ha señalado que solamente apuestan por decrecer en la oferta de alquiler turístico ilegal. El Ejecutivo de Marga Prohens es consciente de que hay un consenso mayoritario entre la ciudadanía sobre los efectos negativos de la masificación negada esta semana por la patronal hotelera. De ahí que busque crear un muro de contención con sus propuestas, algo que podría paliar el grado de saturación existente en las Islas.

El vicepresidente, Antoni Costa, ha insistido precisamente en el objetivo del Govern trata de moldear los flujos turísticos para «no cargar más los meses fuertes de junio, julio y agosto» e intentar «aplanar la curva» de visitantes a lo largo del año. Esa estrategia de desestacionalización, que se intenta desde hace décadas y que se ha ido logrando en los últimos años, se busca ahora afianzar más con la intención de subir el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS). De consensuarse con el resto de partidos y salir adelante, la conocida popularmente como ecotasa desaparecería en enero y febrero, durante la temporada baja turística, y subiría en los meses de junio, julio y agosto, pasando de 1 a 2,5 euros al día en el tramo más bajo y de 4 a 6 euros en el más alto.

Los cruceristas pagarán la tarifa máxima pasando de los 2 euros que se les aplica actualmente a 6 euros por noche. En los meses de mayo, septiembre y octubre, y en los meses de marzo, abril, noviembre y diciembre se mantienen las cuotas vigentes hasta la fecha. Los residentes en Baleares deberán pagar el impuesto si se hospedan en establecimientos turísticos de las Islas como hasta ahora, pero por primera vez podrán deducirse hasta 250 euros del importe a través de la declaración de la renta. Todos estos cambios, según Costa, dan un mensaje claro de cuándo el Govern prefiere que el turista visite el Archipiélago.

Sobre las propuestas que el PSIB ha hecho en las últimas semanas para que el impuesto turístico sea todavía más elevado, Costa ha considerado que es una idea oportunista porque quien la hace, el portavoz socialista, Iago Negueruela, se negó a tocar el precio cuando era conseller de Turisme la pasada legislatura. Algo que pedían sus socios de Més. «La nuestra es una medida bastante intermedia y más creíble entre lo que dijo en 2022, cuando se negó, y lo que defienden ahora», según ha dicho el vicepresidente, sin esconder que en cualquier caso se deberá de consensuar porque carecen de mayoría parlamentaria para sacarlo adelante.

De hecho, esta negociación retrasará la aplicación del paquete de medidas, puesto que requiere ser debatida, y esta temporada se descarta poner en marcha las propuestas. «Queremos hacerlo lo antes posible», ha afirmado Costa. Por su parte, el conseller de Turisme ha asegurado, preguntado por la prensa, que el anuncio de la subida de la ecotasa no se ha consensuado con los hoteleros. «No obedecemos a presiones de ningún tipo. Tenemos que buscar los apoyos para aplicarlo», ha afirmado Bauzá.

Un nuevo impuesto disuasivo

«Ofrecemos la posibilidad de crear nuevo impuesto sobre el uso de vehículos turísticos. Es una propuesta que requiere del consenso de los agentes económicos, la sociedad civil y los partidos del Parlament. Sin consenso, no se aplicará», ha asegurado el vicepresidente del Govern sobre una media que ven positiva para contener la masificación en las carreteras. «Sería pionero en Europa, algo muy novedoso», ha insistido.

El impuesto se aplicaría tanto a vehículos particulares que circulen de manera temporal inferior a seis meses como a vehículos de alquiler sin conductor que no consten en los registros de vehículos no turísticos, y tendría una tarifa que variaría en función de las emisiones y del tiempo de circulación entre los 35 y los 150 euros. A modo de ejemplo, una persona que desde la península viajara a Mallorca un fin de semana con un turismo de gama media, como un Opel Corsa o un Ford Fiesta, pagaría 40 euros de impuesto porque este tipo de coches suelen emitir entre 60 y 120 kilogramos de CO2 por kilómetro.

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