Los responsables del crucero Britannia han optado por desembarcar a un total de 320 pasajeros para poder continuar con su ruta prevista por el Mediterráneo, antes de que el viaje se viera alterado por la tormenta que este domingo sacudió la Mallorca. El viento huracanado tocó Palma a media mañana y provocó que se rompieran las amarras de crucero de 143.000 toneladas que en esos momentos se encontraba atracado en el Puerto de Palma. La consecuencia fue su desplazamiento hasta el otro lado del dique y el impacto contra un petrolero.
El barco no sufrió ningún desperfecto pero sí las balsas y los botes salvavidas, y es lo que ha impedido que este lunes, ya con la meteorología a su favor, no haya podido abandonar Palma. La normativa internacional de navegación exige que los buques dispongan de más plazas en dichos botes que pasajeros a bordo. La incidencia no lo garantizaba y, por tanto, Capitanía Marítima no autorizaba su marcha del Britannia con 4.000 personas.
Durante la mañana de este lunes, la empresa ha estado barajando varias opciones para retomar el viaje; la principal, y que finalmente han ejecutado, ha sido el desembarco de los pasajeros necesarios para retomar el crucero. Los afectados serán alojados en hoteles de la Isla hasta que puedan volar a sus lugares de origen. La consignataria mallorquina Miguel Puigserver SA es la que se ha encargado de toda la operativa de desembarque de los cruceristas. La previsión es que el crucero salga a las 20.00 horas.
Cabe reseñar que a lo largo de este lunes también se han reunido responsables de la dirección general de Energía, la Autoritat Portuaria de Balears y de Exolum (CLH) para analizar la seguridad del puerto y la posible afectación de la distribución de combustible, concluyendo que el suministro está garantizado en Mallorca. El crucero impactó contra el buque Castillo de Arteaga, que transporta petróleo, pero no se produjo ningún vertido. Aún así desde la APB se activó el nivel 0 del Plan Interior Marítimo como medida preventiva.