El conseller de Medi Ambient i Territori, Miquel Mir, y Enrique Segovia y Carlota Viada, de World Wildlife Fund (WWF), presentaron ayer la Estratègia de Zones Humides de les Illes Balears (2023-30), que establece actuaciones para conservar y restaurar las zonas húmedas de nuestra comunidad, y propone la protección de 35 espacios naturales de este tipo.
El documento identifica 359 zonas húmedas de más de 0,1 hectáreas en Baleares, de las que el 63,5 % son de origen artificial. La redacción ha sido encargada a la organización WWF y es fruto de la colaboración de talleres participativos, administraciones públicas, expertos y otras entidades conservacionistas.
Mir destacó la importancia de «las zonas húmedas como espacios naturales y para la avifauna. Además, ejercen una función de corredores biológicos. Con la estrategia pretendemos evitar su retroceso o pérdida, mejorar la calidad del agua, reducir la mortalidad de especies, eliminar las vulnerables y también delimitar su dominio público si se trata de espacios costeros».
Para el conseller, «no es suficiente con proteger y preservar, hay que restaurar las zonas húmedas ante la presión antrópica de las últimas décadas. Además, son importantes para paliar el cambio climático, actúan como imbornales de CO2, son los refugios de biodiversidad más importantes de Balears, filtran el agua de los acuíferos y actúan como áreas mitigadoras de inundaciones y temporales costeros». Como ya se ha dicho, la mayoría de las zonas húmedas identificadas son artificiales: lagunas asociadas a depuradoras, aunque sólo ocupan el 9 % de la superficie total de los humedales.
Enrique Segovia explicó que «Baleares ha perdido el 30 % de los humedales naturales que tenía en el siglo XVIII y el 50 % de los actuales no se encuentra en un buen estado. A nivel global, las poblaciones de las especies han disminuido un 68 % entre 1970 y 2018, y lo han hecho en un 92 % en ríos y humedales. Las zonas húmedas son los ecosistemas más deteriorados y amenazados del mundo, con desecaciones, contaminaciones, construcciones, especies invasoras y, ahora, cambio climático».