Xisco Fanals (Pollença, 1969) es el presidente de la Federación Balear de Montañismo. Analiza el auge del sector, el segundo mayor en su historia. Los montañeros suben hasta el cuarto puesto del ránking deportivo en número de federados.
¿Está el montañismo de moda en Baleares?
—Sin duda. En los últimos 20 años hemos vivido dos grandes booms. El primero se produjo entre 2012 y 2015 con el auge de las carreras de montaña. Era algo que ya existía, surgió en el 2001, pero fue entonces cuando se popularizó. El segundo boom del montañismo lo ha traído la pandemia. En pandemia la gente descubrió que la naturaleza es un medio increíble.
Uno podría pensar que la pandemia llevó más ‘domingueros' al campo, no tanto federados…
—Es una cuestión de estadística. Al salir toda la sociedad y descubrir el campo, solo con una pequeña parte que se haya federado es una gran parte para nosotros. Por eso hablamos de un nuevo boom.
¿Qué peso turístico tiene la montaña en las Islas?
—Cada vez tiene más peso y es una importante herramienta de desestacionalización. Principalmente hablamos de senderismo y de escalada. Vienen bastantes extranjeros, algunos expresamente a disfrutar de la Serra de Tramuntana. En general son gente experimentada. No causan problemas, el principal problema que tenemos con el turismo se da en los meses de verano cuando turistas no experimentados y mal informados se meten por ejemplo en el torrente de Pareis.
¿Es uno de los puntos negros del montañismo en Mallorca?
—Sí. La gente se cree que es una senda fácil, por una cuestión de desnivel y distancia, pero es una ruta complicada no señalizada, con barrancos, saltos rampas… Tenemos otro punto negro en el Camí des Pintor (entre Deià y Muleta). Allí el mar en invierno golpea fuerte y se cae el sustrato. Es frecuente que el borde del camino sufra desprendimientos, también en verano y encontramos gente que va con chanclas. El tercer gran punto negro está en Mortitx (Pollença) es una ruta inhóspita sin cobertura de internet y muchas personas se pierden.
¿Qué se puede hacer para prevenir accidentes?
—Hace falta mucha información y divulgación. Por nuestra parte, pero también de las administraciones. Faltan paneles informativos en muchos sitios. Fuera del GR 221 (Ruta de pedra en sec) apenas hay rutas señalizadas. Tenemos un problema y es que el PORN de la Serra de Tramuntana no deja marcar las rutas con pintura. Eso hace que la señalización sea más laboriosa y costosa. Es algo que no ocurre en otros lugares como los Alpes, los Pirineos, los Picos de Europa o Gredos. Aquí no solo pasa en Tramuntana, tenemos el mismo problema en la Serra de Llevant.
¿Existe una sobreprotección?
—Nosotros somos los primeros que queremos que haya una protección ambiental pero no se puede llegar al absurdo, tiene que haber un equilibrio. Tenemos una buena relación con Medi Ambient, fluida y directa. Pero el tema de las administraciones es complicado. El Consell (encargado entre otras cosas de los refugios y senderos) y el Govern no siguen ni siquiera los mismos criterios. Turismo y Deportes se deberían implicar, pero se dedican más a otros deportes más populares y eso que nosotros somos la cuarta federación deportiva de Baleares en número de afiliados, solo por detrás del fútbol, el golf y el baloncesto. Si el GR de Mallorca lo llevara Turismo en vez de Medi Ambient pienso que invertirían más en que fuera instalación señalizada y estaría más avanzada. Llevamos 20 años para homologar solo una parte. El montañismo tiene un papel muy importante en la desestacionalización.
Habla de los nuevos federados. ¿Qué les ofrece la federación?
—La federación defiende los intereses de los deportistas ante las instituciones, los propietarios y los cambios de normativa. También participa en la organización de pruebas competitivas y no competitivas y por ley ofrece un seguro de responsabilidad civil y administrativa. Ahora estamos avanzando mucho en materia de formación, sobre todo en seguridad.
Cuando habla de que defienden los intereses de los montañeros frente a los propietarios, ¿habla del cierre de caminos?
—Sí. Se han cerrado y se cierran numerosos caminos públicos y hemos incitado a la adminsitración a que ejecute su apertura.
¿Es el caso de Ternelles?
—El caso de Ternelles es un ejemplo de libro. Nosotros somos los primeros que defendemos las protecciones ambientales. Es nuestro espacio vital y sin él no existiría el montañismo pero la protección tiene que hacerse por motivos de interés público y a veces por intereses ocultos se protege en exceso. Es cierto que el Govern ha aprobado una modificación del PORN de la Serra para intentar recuperar el uso público del Camí de Ternelles que se eliminó porque atraviesa una de las llamadas ‘zonas de exclusión' pero también es cierto que pasa el tiempo y seguimos esperando a que se resuelvan las alegaciones. La respuesta del Govern es que se hará en breve.
¿Sobran zonas de exclusión?
—No se trata del número sino de que estén realmente justificadas medioambientalmente con informes sobre su valor biológico, que no se pongan arbitrariamente por intereses ocultos que al final están a la vista de todos. Es difícil decir cuántas hay… Desde la Calobra hasta Sant Vicenç prácticamente toda la costa, el Cabo de Formentor, la Isla de Formentor, el Puig Major, la Mola de Planícia… Solo se deberían cerrar cuando hay una causa perfectamente justificada y pedimos que no se cierren todo el año sino que estén en una revisión constante vinculadas por ejemplo a las épocas de nidificación de determinadas especies.
¿Si uno se despista puede acabar con una multa?
—En teoría sí. El PORN de la Serra establecía que se tenía que aprobar un Plan de Uso y Gestión y en lugar de hacerlo se hizo una modificación de la Ley de Evaluación Ambiental para saltarse el trámite. Ahora llevan a pleno una nueva modificación de la Ley de Evaluación Ambiental. Sabemos que Medi Ambient ha abierto expedientes por entrar en zonas de exclusión. Pensamos que la administración no tendría que poder aplicar la normativa para sancionar si no es capaz de transmitirla a la sociedad.
¿Falta señalización? Medi Ambient y la editorial Alpina están enfrentados por grafiar zonas sensibles en los mapas…
—Sí. Yo intenté mediar entre las partes. El Govern dice que ha instado a la editorial a que marque las zonas de exclusión de forma diferencial y que no lo ha hecho y Alpina dice que no ha recibido el requerimiento. No es mi guerra pero tengo claro que por una cuestión de seguridad un mapa tiene que decir lo que hay, puede salvar una vida, aunque sea una salida a través de una zona de exclusión. Otra cosa distinta es el color que hay que darle o la manera de marcar esa zona. Ambos tienen una parte de razón.
¿Internet ha hecho daño a la montaña?
—Antes de que existieran Wikiloc y otras aplicaciones la gente hacía un proceso. Se acercaba a un experto que le transmitía unos valores y el montañista novel evolucionaba de la mano de un viejo montañero. Ahora todos nos creemos maestros. Vemos en la red que alguien ha ido a alguna cumbre y vamos para allá sin información ni preparación. Se ha perdido la transmisión de valores y el respeto del montañismo.