La canonización de Fray Juníper, independientemente de las bondades del franciscano de Petra y de su indudable relevancia histórica, está removiendo muchas conciencias y casi convirtiéndose en un tema ahistórico; es decir, político, incluso de política basura, por lo menos en Estados Unidos.
Hace un par de días, Kevin J. Jones, que vive en Denver, publicó un artículo para la Catholic New Agency, en el que comentaba cómo un destacado político californiano, senador estatal de California, tal vez haciéndose eco de la opinión negativa que tienen los indios californianos de Fray Juníper, ha propuesto retirar la escultura del evangelizador mallorquín del salón estatuario del Capitolio de Estados Unidos.
Rápidamente, ha surgido un movimiento en contra de esa propuesta encabezado, entre otros, por el capellán de honor de su Santidad y archivero de la Archidiócesis de Los Ángeles –un autoridad en el mundo católico estadounidense– monseñor Francis J. Weber. Weber reside en la misión de San Fernando (California), fundada por el P. Serra, y es especialista en la evangelización de California y en la vida y obra del futuro santo mallorquín.
El político que está moviendo la iniciativa para sacar su rédito electoral es Ricardo Lara, senador del distrito 33 de California, que ha declarado que «la estatua del sacerdote debe ser sustituida por una figura menos controvertida».
Monseñor Weber no se ha mordido la lengua ante las palabras del senador y ha sido tajante, en declaraciones a ACI Prensa: Juníper es una «personalidad magnética», que puso los cimientos de California y que hay que dejarse de tanta zarandaja y deformación histórica. «Cuando murió, Juníper era un héroe entre los nativos». Weber considera que los nativos están siendo utilizados por algunos políticos sin escrúpulos como el senador Lara.
El senador Lara ha definido a Juníper como «una figura polémica» y ha propuesto sustituir la imagen del franciscano por una de Sally Kristen Ride, física y astronauta californiana, pionera en los viajes espaciales, que mantuvo una larga relación con la profesora Tam O'Shaugnessy. Está claro que el senador Lara está buscando los votos no de los católicos sino de los anticlericales y del lobby y comunidad gay que tiene tanta influencia en California.
Sally Kristen Ride murió en 2012 y cuando tenía 61 años reconoció su orientación homosexual, por lo que es una figura mítica en ciertos sectores estadounidenses y entre los luchadores de los derechos civiles. Para el senador Lara, y para todos, Sally fue una gran promotora de la ciencia que «dedicó su vida a superar los límites del espacio». Está claro que se merece una estatua en el Capitolio, pero la de Juníper, ¿por qué habría que quitarla?
En septiembre, el papa Francisco pronunciará un discurso en una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos, en el que, sin duda, hablará del franciscano de Petra. De modo que es imposible que retiren la talla del fraile mallorquín; más bien puede suceder lo contrario: que su figura se vea fortalecida o que le pongan más estatuas al evangelizador mallorquín.
Por último, añadir que el senador Lara es un visionario y su propuesta parece que no va a prosperar. Mientras tanto, monseñor Weber no se cansa de recordar que Fray Juníper dejó un puesto universitario muy cómodo en Mallorca para jugarse la vida en el Nuevo Mundo y pasar mil penalidades. Sin duda, seguirá en el salón del Capitolio compartiendo espacio con el monumento a Ronald Reagan.