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Un príncipe valiente

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Friso de Holanda demostró a lo largo de su vida arrojo en lo personal y lo profesional, como muestra la renuncia a sus derechos dinásticos por amor y su acercamiento al modelo de anonimato e independencia que perseguía desde joven y que perdió por una mala pasada del destino.

Nacido un 25 de septiembre de 1968 como segundo hijo de los entonces príncipes herederos de Holanda, Beatriz y su esposo Claus van Amsberg, Johan Friso Bernardo Christian David de Orange Nassau pasó una infancia de armonía familiar durante la que se sintió especialmente cercano a su padre.

Aunque se conformaba con ser el segundo en la línea sucesoria, bromeaba sobre la posibilidad de poder llegar a monarca en caso de imprevistos: «Si te dieran una paliza, eso sí, no demasiado grande, yo sería rey», comentaba con sorna de niño a su hermano mayor, el actual rey de Holanda, Guillermo-Alejandro.

En esos años, la familia vivió con la mayor privacidad posible en el castillo de Drakensteyn hasta que la entonces princesa Beatriz fue coronada reina de Holanda en 1980 y se trasladaron a La Haya.

La complicidad entre los tres hermanos (Constantino, el pequeño, nació en 1969, solo un año después que Friso) se dejaba ver en cada aparición pública en su infancia, en donde se veía a tres niños que entre ellos jugaban y hacían bromas con los periodistas.

Friso era el más tímido de los tres. En una entrevista de la televisión pública a los príncipes cuando estaban en la primaria, se ve a Friso dando respuestas en monosílabos y más interesado en el cable del micrófono del periodista, que en sus preguntas.

Ese carácter discreto y el interés por la técnica se desarrollaron con los años. Exento del servicio militar por asma, Friso pudo dedicarse directamente tras la secundaria a lo que le gustaba: los libros.

Consciente de que la formación de un posible rey requiere más que estudios técnicos, combinó los preceptivos cursos de Derecho e Historia con las temáticas que le interesaban: aeronáutica e ingeniería mecánica.

Demostrando tesón en el estudio y una gran capacidad intelectual, cursó esas carreras en las universidades de Delft (Holanda) y Berkeley (California), las acabó entre 1986 y 1994 y las completó casi simultáneamente con una formación en economía empresarial, título que consiguió en 1995.

Igual de rica y variada fue su carrera profesional, que empezó en la consultora McKinsey, pasando por el departamento de inversiones del banco Goldman Sachs Internacional en Londres, la codirección del departamento espacial del instituto de investigación TNO Espacio, el campo de las energías renovables y su último empleo como director financiero, en Londres, de la empresa URENCO, dedicada al enriquecimiento del uranio.

Amante del anonimato, Friso pasó al primer plano sin pretenderlo. Primero cuando en 2001 se vio obligado a desmentir rotundamente rumores sobre su supuesta homosexualidad, alimentados por el desconocimiento de las novias del príncipe y sus buenas maneras.

Luego, cuando antepuso el amor a sus derechos dinásticos para casarse en 2004 con Mabel Wisse Smit.

El Parlamento holandés se opuso a la boda a causa de la relación que la novia tuvo con un conocido delincuente holandés y que la pareja no reveló al solicitar el permiso parlamentario para el enlace.

Después, Friso y Mabel llegaron incluso a borrar de sus perfiles en Wikipedia ese episodio, una travesura que fue fugaz por las críticas inmediatas.

Tras su matrimonio, el hermano del actual monarca no solo dejó de ser miembro de la Casa Real sino que además decidió despojarse de su primer nombre, Juan, solicitando que se le llamase Friso a secas.

Sin embargo aparecía en todos los actos relacionados con la familia, que respetó su elección por la bella e inteligente Mabel, con la que tuvo dos hijas, Luana (2005) y Zaria (2006).

El accidente de esquí en la localidad austríaca de Lech un fatídico 17 febrero de 2012 hizo que Friso volviese a perder su relativo anonimato.

A pesar de que el príncipe conocía desde niño la zona, no calculó el peligro de esquiar en una zona lateral a las pistas. El peso de una avalancha que lo sepultó durante casi media hora lo dejó en un coma irreversible.

Tras pasar más de un año ingresado en un hospital londinense, Friso fue trasladado el pasado julio al palacio de Huis ten Bosch, una de las residencias oficiales de la monarquía holandesa, donde hoy falleció.

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