Mateo Isern confiesa que decidió no presentarse a las elecciones generales de 2016 porque pasaba una mala situación personal que le impedía estar al 100 % como diputado. Ahora quiere devolverle al PP la oportunidad que le dio de ser alcalde de Palma, aunque es consciente de que tendrá que pactar; asegura que se quedará toda la legislatura, aunque sea en la oposición.
¿Por qué dejó la política?
— Fue un momento muy difícil. Una de mis grandes ilusiones era ser diputado en Madrid, pero una semana después de las elecciones sufrí un grave accidente de moto con mi esposa, que empezó con la inmovilidad total, después con silla de ruedas y luego meses de rehabilitación. Cuando me iba a Madrid tenía que dejarla sola y ella me necesitaba. Además, mi estado anímico era muy complicado porque había perdido a una de las personas más importantes de mi vida. La suma de todas estas circunstancias hizo que no pudiera atender las obligaciones de diputado en plena forma. Tuve que elegir entre seguir con mi carrera política, que me ilusionaba muchísimo, o mi familia y en aquel momento decidí la familia.
¿Por qué no lo explicó?
— Fue una de las grandes decepciones que sufrí en la política, dije que era por cuestiones personales y nadie me creía.
¿Por qué vuelve ahora?
— La primera razón que me hizo recapacitar fue que muchas personas intentaron convencerme de que podría ayudar a recuperar apoyos al PP. La segunda, y fundamental, es que vi mi vuelta como una oportunidad para devolver al PP, a los afiliados y a los votantes una parte de lo mucho que me habían dado al permitirme ser alcalde. La tercera es porque tengo una seria preocupación por la situación política actual. En España se está poniendo en tela de juicio el Estado del bienestar y para conservarlo es necesario que antes de las generales haya un desembarco del PP y los partidos de centro-derecha en las instituciones.
¿Hay afiliados molestos con usted?
— Ni yo ni nadie despertaría unanimidad, pero voy a hacer lo necesario para intentar convencerles de que trabajemos para que el PP recupere las instituciones y esté en una buena situación para afrontar las generales.
¿Haría lo mismo en Emaya?
— Haremos lo que haga falta e intentaremos mejorar las relaciones con todos los trabajadores a fin de conseguir mejorar de forma patente de la limpieza de la ciudad, una de las quejas más generalizadas.
¿Asumirá las riendas del PP de Palma?
— No, el partido está en buenísimas manos. Marga Durán ha hecho un extraordinario trabajo de reorganización del partido, lo ha renovado y está muy bien gestionado por ella, que debe continuar como presidenta.
¿Ha hablado con ella?
— Sí, solo tengo palabras de agradecimiento y admiración hacia ella. Dos palabras definen a Marga Durán: señorío y generosidad.
¿Ha puesto condiciones para volver?
— Absolutamente ninguna, me he puesto a disposición del partido. Ahora tengo ya una cierta experiencia, una relación muy estrecha con Gabriel Company: nos entendemos perfectamente y trabajamos para lo mismo.
¿No ha exigido hacer la lista?
— No, ni hemos hablado de listas. En lo de que de mí dependa tiene que incorporar a todo el mundo que tenga valía y ganas de volver a dedicarse a la política, independientemente de si estuvo en mi gobierno, en el equipo de Durán, de si nunca han estado en política o incluso un fichaje de la sociedad civil.
¿Cómo valora la gestión del Pacte de Cort?
— No gestiona, se dedica a ideologizar su actividad, está pendiente de lo que a ellos les preocupa: separatismo, independentismo, catalanismo y populismo.
El Pacte dice que usted dejó Cort en una situación catastrófica y destaca la corrupción de la Policía Local.
— Nosotros lo encontramos en estado absoluto de quiebra, pero incluso habiendo vivido los cuatro años con la peor crisis fuimos capaces de darles la vuelta dejamos Palma como la mejor ciudad del mundo para vivir, según The Times. Lo hicimos preocupándonos de lo que necesitaban los ciudadanos, no de cómo convertirlos en catalonoparlantes. En cuanto a la Policía, los fiscales dicen en el escrito de acusación que afecta al periodo 2000-2016. ¿Por qué la circunscriben a 2011-2015? Esa trama corresponde a 16 años, de los que yo goberné cuatro. Los dos primeros años de este gobierno había trama de corrupción, igual que los cuatro años de la señora Calvo. En mi etapa de gobierno destapamos la trama y colaboramos estrechamente con la Fiscalía y la Judicatura para esclarecerla.
¿Ha hablado con Álvaro Gijón o José María Rodríguez?
— No.
¿Cree que podrá gobernar en solitario?
— Hoy en día son impensables las mayorías absolutas, el alcalde será fruto de pactos políticos.
¿Con quién pactará?
— Con cualquiera que nos permita ocuparnos de los problemas de los ciudadanos y no de sus cuitas y obsesiones.
¿Es irrenunciable que usted sea el alcalde?
— He vuelto a la política para ayudar a que el PP recupere el máximo de instituciones, no hay obligación de que yo sea alcalde.
¿Se quedaría en la oposición?
— Sin duda, tengo el compromiso con el PP.
¿Qué opina de Fulgencio Coll?
— Es un lujo para la política, ojalá se incorporaran personas de su calidad humana, profesional y con su trayectoria.
¿Vox es de ultraderecha?
— Creo que con el nuevo PP de Pablo Casado no hace falta Vox. Casado ha vuelto a ideologizar al partido y ha recuperado sus esencias.