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Una enamorada de Formentor

La actriz veraneó durante muchos veranos en Mallorca

LA ACTRIZ CONCHA VELASCO DESCANSA EN FORMENTOR JUNTO A SU MARIDO, SUS HIJOS Y EL ACTOR PACO VALLADARES. | TOLO LLABRES

| Palma |

Los periodista de mi generación, los que en verano recorríamos toda Mallorca buscando a los famosos de turno que llegaban con la intención de pasar unos días de descanso, y por los que no siempre éramos bien recibidos, incluso por algunos muy mal recibidos, todos, sin excepción, estaremos de acuerdo que uno de los que siempre nos trató muy bien, dándonos todo tipo de facilidades para que hiciéramos nuestro trabajo, contestando a pie de playa, en bañador, o como la pilláramos, a cuántas preguntas le hacíamos… Todos estaremos de acuerdo, digo, que ese famoso, en este caso famosa, fue Concha Velasco, muchachita de Valladolid, chica de la Cruz Roja, chica yeyé y veraneante asidua, con su marido e hijos, en Formentor, en cuyo hotel de Pollença se hospedaba.

Ya digo, jamás, aunque llegáramos lloviendo y tronando, estuviera en la playa, estuviera en el hotel, estuviera donde estuviere, tenía un no para nosotros. Todo lo contrario, se sentaba con nosotros y «¡ala!, preguntad lo que querías», nos decía. Y lo bueno, es que siempre teníamos tema con ella, entre otras cosas porque fue una actriz que nunca dejó de ser noticia por el trabajo que hacía, fuera cine, fuera teatro… Porque siempre tuvo curro, eh. ¿Por qué? Pues porque además de buena persona, excelente madre y mejor esposa, como actriz, papel que hacía, papel que bordaba con una actuación magistral. Por eso nunca le faltó trabajo, y por eso también, siempre estuvo entre las mejores, entre las actrices más solicitadas.

Pero, pese a eso, a la fama, con la que muchos enloquecen convirtiéndose en personajes insoportables, ella siguió siendo una mujer sencilla, amable y entendiendo nuestro trabajo, por lo cual siempre éramos bien recibidos… Aunque en ocasiones su marido, Paco Marsó, que en paz descanse, muchas veces nos lo ponía difícil. No sabemos los motivos, pero a veces, cuando llegábamos a la playa y nos veía, pillaba un mosqueo que para qué os cuento. «¡Es que no nos podéis dejar tranquilos! -nos decía, en tono de mal humor-. ¡No veis que estamos de vacaciones….?!». Entonces intervenía Concha, «venga, Paco, que ellos están trabajando… Que viene desde Palma, haciendo un montón de kilómetros para hablar…Venga, Paco, tranquilízate…». Y así calmaba a su marido , que al final terminaba posando con ella y sus hijos. «No le hagáis caso, y disculpadle.. Que es una buena persona… Pasa que tiene ese pronto», nos decía al despedirnos, tras la entrevista y el posado.

Y si como persona fue así, como actriz ahí está el largo currículo que nos deja, tanto en cine como en teatro, donde supo hacer de todo: desde jovencita guapa y enamoradiza, papel que desempeñó en muchas ocasiones, a ser Santa Teresa, o Doña Inés, en un Don Juan que protagonizó junto a Paco Rabal para un Estudio uno de TVE, o novia de Manolo Escolar en seis películas, o dando vida a mujeres distintas, lo que sin duda fue un gran reto interpretativo para ella, que supero con nota, o ya como actriz adulta, en el papel de Palmira, esposa de un rico sevillano, pero en realidad un mujer insatisfecha, o como vedette en Mamá quiero ser artista, y mogollón de papeles más, tantos que aquí no caben.

Por ello, quienes tuvimos el placer de entrevistarla, de hablar con ella, podemos decir que ¡estamos encantados de haberte conocido, Concha!. Por todo, por cómo fuiste, pero sobre todo por como nos trataste.

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