Aunque es en Nueva York y en Miami donde la obra del pintor Domingo Zapata se cotiza al alza, de vez en cuando se escapa «a mi tierra, a Mallorca, y cada vez que vengo aprovecho su maravillosa luz, todo lo que tenga que ver con la Isla es inspirador». El artista se encuentra estos días en Palma, ciudad en la que desea exponer «este año, si se puede, sino el próximo», y uno de sus sueños es «ayudar a los jóvenes artistas locales». Para ello, quiere crear una beca para que esos creadores emergentes puedan ampliar sus estudios y mostrar su trabajo. Superado sus problemas con Hacienda, Zapata habla de sus próximos proyectos.
¿Cómo están siendo estos días en Palma, lejos del bullicio de Nueva York?
—Estar en Palma siempre es una maravilla. He venido, llevo un par de días aquí, y me he dedicado a pintar en la casa de mis padres, donde vivía cuando era pequeño, y sobre todo a aprovechar la luz de Mallorca, que está preciosa estos días. También pienso verme con mis amigos y disfrutar de un arròs brut.
Acaba de zanjar un asunto con Hacienda en los juzgados. ¿Cómo se encuentra?
—Después de diez años, estoy contento de que hayamos llegado a un acuerdo. Siempre he dicho que mi intención fue la de invertir en la Isla, y lo sigue siendo. Yo llevo fuera de Mallorca desde los 18 años y, a veces, dejas que sean otros los que gestionen tus cosas. Uno está en lo suyo y nunca fue mi intención hacer las cosas equivocadamente. Algo se hizo mal, ya se ha arreglado y ahora toca volver a empezar. Es un orgullo ser mallorquín, es una tierra que me inspira.
¿Qué proyectos tiene entre manos?
—Tengo muchas cosas inmediatas, pero una de las más importantes tiene que ver con España. Voy a estar pronto en Madrid para cerrar una exposición, porque ya es hora de trabajar en España. Al mismo tiempo, también quiero exponer en Palma y crear una beca para jóvenes artistas locales. Me gustaría apoyarles y seguramente este proyecto estará en marcha a partir del año que viene.
¿Le molesta la etiqueta de ‘pintor de las celebrities'?
—No, tengo un cuadro muy bonito colgado en la Catedral, y eso es un gran logro. La gente me quiere mucho en Mallorca. Que las celebrities tengan mi obra es bueno, y que se hable de ello, también, malo no es. Si fuese el pintor de otra cosa, quizá. Mi carrera profesional está en un momento muy bueno y todas esas etiquetas son cuestiones sensacionalistas que llaman la atención de la gente.
¿Es diferente el tratamiento al artista en Estados Unidos respecto a España?
—El respeto siempre está ahí, tanto en España como al otro lado del charco. En Mallorca hay una gran número de artistas, muchos de ellos importantes. Yo siempre me presento primero como pintor mallorquín. Esta Isla es un orgullo, una motivación, una inspiración... Haber ido al colegio al lado del estudio de Miró ha sido una gran influencia. Insisto, tengo que exponer aquí.
¿Cuándo la podremos ver?
—Estoy barajando diferentes opciones, y si no es este verano, será el año que viene. Estoy convencido de que es el momento de hacer algo aquí.
¿Cuál será su siguiente paso como artista?
—Seguir igual. Me encanta hacer murales, y llevo una etapa dedicado a ello. Es una dirección que me encanta, el gran formato público, y también estoy haciendo esculturas. Lo que más me satisface es compartir mi obra con todo el mundo, no solo con la gente que la puede comprar.
También se le ha visto en proyectos benéficos. El último, con Ricky Martin y Eva Longoria en Miami.
—Siempre estoy del lado de estas iniciativas. De hecho, todo lo que gane con la exposición en Mallorca lo donaré a la beca que antes le he explicado. Cada día estoy más vinculado con la ayuda social, llevo años haciéndolo.
Como bien ha dicho, uno de sus cuadros se puede ver en la Catedral. ¿Aún le impresiona?
—Mucho. Está hecha con grafiti y mi intención era acercarme a la gente más joven. Soy católico y creyente, y quería pintar una imagen de Cristo en un formato que pudiera entender la gente de menos edad, para acercarles a esa tradición.