En otro partido bañado por la polémica, el Mallorca terminaba metiendo en la hucha este viernes un punto agrio y seguramente escaso. El equipo de Javier Aguirre, que tras un primer tiempo plano firmaba los mejores momentos de fútbol de la temporada, acababa desconfigurado por un gol salido de la nada de José Carlos Lazo que apagaba de golpe su fuego y por un error arbitral protagonizado a medias por el VAR y por Díaz de Mera, que pasaban por alto un penalti de Brian Oliván sobre Ángel en los minutos finales que generaba otra ola de indignación entre el mallorquinismo (1-1).
Aguirre pasó de puntillas por todos esos debates que se habían desatado durante la semana a partir de la victoria en Mestalla. Ni cambio de dibujo, ni titularidad para Amath. Lo más lógico y sensato, por otra parte. Fiel a ese axioma que recuerda que todo aquello que funciona no hace falta tocarlo, el mexicano abrochaba el once con un simple cambio de cromos. Baba sustituía al sancionado Battaglia y Dani Rodríguez, uno de los actores con más peso en la trama de Valencia, sustituía de salida a Antonio Sánchez. El resto, lo de siempre.
Lo de casi siempre fue también lo que pasó en el campo cuando empezó a girar la pelota. Con el Mallorca bien tapadito de cintura para abajo y con las velas plegadas de cintura para arriba, todo quedaba a expensas de lo que pasara en la frontera del centro del campo, entre otras cosas, porque el Espanyol tampoco quería mojarse demasiado. En la franja media del tapete se concentraba todo. Empezando por músculo de los dos equipos y desembocando en una cascada de pérdidas de balón. Ninguno de los dos era capaz de tejer nada consistente y los porteros, salvo momentos muy puntuales, contemplaban los puñetazos al aire desde la distancia.
El Mallorca, lejos de probar los cuestionados guantes de Lecomte, no dirigía un solo tiro entre los tres palos en todo el primer tiempo. Lo más parecido era un remate muy alto de Dani Rodríguez después de una combinación con Kang In en el que el gallego reclamó un saque de esquina. Luego se animaba a intentarlo el Espanyol, amenazando con prenderle fuego al partido. Primero con un disparo defectuoso de Puado a la media vuelta y a continuación con otro proyectil malintencionado que partía de las botas de Edu Expósito antes de ser aplacado por Rajkovic. En medio de ese supuesto intercambio de golpes los locales recibían la peor noticia de la noche. Maffeo no superaba los efectos de un encontronazo con Vini y mostraba la bandera blanca a los 26 minutos. Gio entraba sin apenas calentar para cerrar la cremallera de la defensa por el costado derecho y para echar una mano en ataque, donde todo seguía cubierto por la niebla.
Para no perder el hilo de las jornadas anteriores, el Mallorca esperaba al descanso para cambiarlo todo y darle la vuelta a la sartén. Aprovechando el paso por la caseta, el equipo de Aguirre se soltaba la melena y abría, de repente, el cofre de los mejores momentos. Galarreta marcaba el inicio de las maniobras ensanchando el campo hacia la derecha y Gio, replicando a Maffeo, le extendía un cable a Muriqi, que entraba con la pierna en alto para meter el balón en la red y desprecintar la portería de Lecomte.
Durante los 25 minutos siguientes, el Mallorca protagonizaba un festival. El cuadro balear se empadronaba en la mitad del campo espanyolista y aprovechaba el trastorno perico para enseñar su mejor fútbol, el más alegre y despreocupado. Una sinfonía coral a la que solo le falta el gol de la sentencia, el que bajara la persiana. La opción más clara la tuvo Jaume Costa, que acabó rematando la jugada alto y con la pierna derecha. Del Espanyol no había ni rastro y aunque el marcador era corto, no parecía que nada ni nadie fuera a estropear una velada tan perfecta.
El encuentro se torcía a la misma velocidad que había dado el primer giro. Un centro de Lazo se iba contaminando por el aire y acababa definiendo una trayectoria imposible que sorprendía a Rajkovic y agujereaba su puerta. El empate caía como un cubo de agua helada sobre la hoguera y dejaba tocado al Mallorca, que iba a pasarse los minutos posteriores aturdido, sin saber lo qué había pasado.
Cuando el empate parecía cantado iba a entrar en escena la polémica. Brian Oliván derribaba a Ángel dentro del área pero ni el colegiado lo apreciaba ni el VAR advertía al manchego del error que estaba cometiendo. La polémica era solo la antesala de la indignación local, saldada con las expulsiones de Maffeo, sentado ya en el banquillo, y Javier Aguirre.
Ficha técnica:
1 - Real Mallorca: Rajkovic; Maffeo (Gio, m.27), Valjent, Raíllo, Copete (Ángel, m.86), Jaume Costa; Baba, Galarreta, Dani Rodríguez (Amath, m.66), Kang In Lee (Antonio Sánchez, m.86)) y Muriqi.
1- Espanyol: Lecomte; Óscar Gil, Sergi Gómez, Cabrera, Brian Oliván; Vini de Souza, Edu Expósito (Lazo, m.61), Darder, Puado (Aleix Vidal, m.61), Braithwaite (Keidi Bare, m.82) y Joselu.
Goles: 1-0, Muriqi, m.48; 1-1, Lazo, m.70
Árbitro: Díaz de Mera (Comité castellano-manchego). Amonestó a Galarreta, Gio, Valjent y Raíllo por parte del Mallorca y a Darder por parte del Espanyol. Expulsó a Maffeo estando en el banquillo (min.90).
VAR: Jaime Latre (Comité aragonés).
Incidencias: 13.982 espectadores en Son Moix.