Antonio Asensio Pizarro (1947-2001) fue un adelantado a su tiempo. Un visionario. Aterrizó en el Real Mallorca a mediados de la década de los 90 y comenzó a expandir sus tentáculos a través de los derechos televisivos. Apenas un lustro después de su llegada, en concreto un 20 de abril de 2001 fallece por un tumor cerebral fulminante con solo 53 años de edad. Veinte años después, su nombre se recuerda con gratitud. Como la figura que cambió la historia para siempre.
Bajo su mando -aunque siempre en un segundo plano- el club balear alcanzó la cumbre de su historia. De luchar para no descender a Segunda B a alcanzar una final de la Copa del Rey, otra de la Recopa en su primera presencia continental, alzar la Supercopa de España y desfilar por la pasarela de la Champions League, además de finalizar tercero en dos ocasiones y conquistar la ansiada Copa (ya sin su presencia física) en 2003...
Aquella conquista en Elche supuso el final de la etapa más prolífica en la historia de la entidad y el principio del derrumbe. Desde la marcha el Grupo Zeta del accionariado de la SAD balear, el Mallorca no ha vuelto a saborear el éxito. De hecho, se precipitó por el barranco hacia la Segunda B casi cuatro décadas después. Antonio Asensio Pizarro dejó huella y no solo un nombre a la Ciudad Deportiva. Su legado todavía se recuerda 20 años después de su marcha.