España: Casillas; Azpilicueta, Javi Martínez, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xabi Alonso (Koke, m. 46), Busquets; Pedro (Cazorla, m. 76), Silva, Iniesta; y Diego Costa (Fernando Torres, m. 69).
Chile: Claudio Bravo; Isla, Silva, Medel, Jara, Mena; Aranguiz (Felipe Gutiérrez, m. 69), Díaz; Alexis, Vidal (Carmona, m. 87) y Vargas (Valdivia, m. 86).
Goles: 0-1, m. 20: Vargas. 0-2, m. 43: Charles Aranguiz.
Árbitro: Mark W. Geiger (Estados Unidos). Amonestó a los chilenos Vidal y Medel y al español Xabi Alonso.
Una decepción absoluta irrumpió este miércoles de nuevo en la selección española, que completó su desastre en el Mundial 2014 con una derrota contra Chile y una eliminación rápida, con un 0-2 con síntoma de fin de ciclo para la actual campeona del mundo, irreconocible en el estadio Maracaná.
Una debacle sin matices, sin nada que objetar, porque la defensa del título le ha durado 180 minutos en Brasil 2014, eliminada en la primera fase como un equipo insignificante, doblegado por 1-5 por Holanda y por 0-2 por Chile, que, en contraste, se siente importante en el Mundial, con un veloz traslado hasta los octavos de final.
España se queda sin torneo, por más que aún le quede el partido más intranscendente de su historia, el que cierra la primera fase contra Australia, pero Chile avista el futuro con optimismo, con la convicción y determinación que demostró ante la campeona mundial, a la que quizá le faltaron esas cualidades, además de mucho fútbol.
La presión apagó a España. La sintió desde el minuto 1. La suya propia por la transcendencia del duelo y la que le imprimió Chile, un equipo tan agresivo, tan intenso y tan compacto como se preveía en la víspera, uno de esos conjuntos que convierten cada jugada en una cuestión de supervivencia, que pelean el balón hasta el final.
No renuncia a arrebatar la pelota hasta que ya es imposible, hasta que ya han sido superados por el toque de sus rivales. Poco o nada lo logró España. Sólo alguna vez, en alguna maniobra rápida en tres cuartos de campo, pero sin continuación ofensiva por falta de precisión en las botas de Silva, Pedro o Diego Costa.
Ni Xabi Alonso, hoy irreconocible, ni Sergio Busquets se sintieron con espacios para armar el juego, siempre con alguien al acecho, con algún futbolista contrario pegado, como todos sus compañeros, como una pesadilla repetitiva en cada 'combate' por la posesión, insuperable para una España sin control y sin fútbol.
Cierto es que tuvo su oportunidad con 0-0 en el marcador, en un rechace que recogió el propio Xabi Alonso y que resolvió con agilidad Claudio Bravo, como tan cierto es que Chile al minuto 1 ya había contado sus primeras dos ocasiones, ambas fuera por centímetros, y que se fue al descanso con dos goles de ventaja.
Cuando parecía que ya había contenido la efervescencia inicial chilena, cuando apuntaba más al área contraria, España falló en la salida de la pelota. Xabi Alonso se la entregó a un contrario. No perdonó Chile, que puso en marcha su maquinaría de velocidad trepidante, con un pase de Alexis a Aranguiz y un tiro de Vargas.
Minuto 20. 0-1, sin opción para Casillas, desbordado por el regate dentro del área del '11' de Chile, y la anticipación de un golpe tremendo para España, sin reacción, sin respuesta, sin la fórmula para contrarrestar y contestar, salvo en un empalme alto de Xabi Alonso y un remate fuera de un Diego Costa intranscendente.
En el 43 ya eran dos tantos en contra. Un lanzamiento de falta de Alexis Sánchez, siempre a tope en cada carrera, con unas ganas evidentes en cada lance, la despejó Casillas de puños y, entre el despiste defensivo general, la remachó Charles Aranguiz en el 2-0; peor imposible para España, sin la rebeldía que pedía Del Bosque.
Una primera parte infame, una selección española por recomponer y una segunda mitad por disputar, ya con Koke sobre el campo. El joven futbolista, este miércoles debutante en un Mundial, fue el recurso del que tiró Del Bosque desde el banquillo. Tiene mucho juego, corre como el que más, ve el fútbol como muy pocos y marca diferencias.
En el sitio de Xabi Alonso. Del Bosque habló con él durante unos segundos antes de entrar al terreno de juego, le dio un par de palmadas y se puso a jugar. Mejoró España con él. Le dio toque, ritmo y pausa al fútbol de su selección, pero no era el día del equipo. No tuvo ni puntería: Busquets falló a puerta vacía en el 53. Y Claudio Bravo fue un muro: hizo una gran parada a Iniesta y otra a Cazorla, cuando el encuentro ya se acercaba a su conclusión.
En un estilo más cercano, con más dinamismo en medio campo, pero tan esporádico que su reacción se quedó en nada superado el cuarto de hora de la segunda mitad, compitió España en una carrera insuperable contra el crono y el marcador que completó un Mundial desastroso para España, con seis minutos de agonía más en el tiempo añadido. El campeón, eliminado en la primera fase; Chile corre hacia octavos por goles, intensidad, fuerza y ambición.