En el sureste de Mallorca, alejado del bullicio turístico y rodeado de colinas, viñedos y calas naturales, se encuentra Felanitx, un municipio lleno de historia y arraigo. Con una población que supera los 18.000 habitantes y una extensión de más de 170 kilómetros cuadrados, esta localidad combina un rico legado cultural con un fuerte sentido de identidad local.
Aquí, en un entorno en el que conviven la vida rural, la arquitectura tradicional y un notable patrimonio histórico, nació y creció una de las figuras más reconocidas del fútbol femenino español, Mariona Caldentey. Su conexión con el municipio no solo sigue vigente, sino que se materializa de forma simbólica en uno de sus espacios más emblemáticos: el campo de fútbol municipal, que hoy lleva su nombre.
Desde pequeña, comenzó a destacar en el club local, bajo la tutela de su padre, figura clave en el desarrollo del deporte base en la zona. Ese primer contacto con el balón en el terreno de tierra de su infancia fue el inicio de una carrera que la llevaría a jugar en la élite del fútbol europeo y a alzarse campeona del mundo con la selección española.
El homenaje más emotivo llegó en 2020, cuando el ayuntamiento, apoyado por cientos de firmas de vecinos y colectivos locales, aprobó por unanimidad renombrar el estadio municipal con el nombre de Mariona Caldentey. Desde entonces, cada partido disputado en ese campo es también un tributo a su trayectoria y a su vínculo con la comunidad.
El municipio destaca por su fuerte personalidad cultural. Sus festividades tradicionales, como las danzas de «els Cavallets» o el mercado dominical en el centro del pueblo, atraen a residentes y visitantes por igual. Además, cuenta con enclaves naturales como un santuario en lo alto de una colina y antiguas ruinas prehistóricas que dan testimonio de su historia milenaria.
La economía local se apoya en la agricultura, la producción de vino con Denominación de Origen y un turismo pausado que busca experiencias auténticas. La vida aquí transcurre al ritmo del paisaje mediterráneo, en un equilibrio entre el pasado y el presente.
Hoy, cada vez que la deportista regresa a su tierra, es recibida con orgullo y afecto. Las calles, las plazas y sobre todo su campo, convertido en símbolo de inspiración, recuerdan a todos que desde este rincón mallorquín se puede conquistar el mundo.