Aceptarnos a nosotros mismos se ha convertido en un gran reto, ya que cada vez nos ponemos el listón más alto. La coach personal y de salud, Marga Almarcha, expone que «el gran aumento del consumo de redes sociales hace que en muchas ocasiones vivamos influenciados por todo aquello que acontece en ese mundo virtual, generando que pongamos en duda lo que somos en pos de lo que deberíamos ser. Esto suele estar marcado por unos profundos estereotipos sociales, que están normalizados, pero que al mismo tiempo no son alcanzables para todos; esto nos puede llevar a momentos de insatisfacción».
«Podemos decir que casi vivimos con la extraña idea de que no somos suficientes o de que todavía nos queda algo para ser completos, compitiendo continuamente por tener una imagen de nosotros mismos muy distinta; sin darnos cuenta que la verdadera lucha se encuentra en nuestro interior y en la forma en la que tenemos de vernos. Esta mirada interna no es ni de lejos todo lo amigable que nos merecemos, porque básicamente no nos han enseñando a querernos; esto nos lleva, en algunos momentos, a que se vea mermada nuestra autoestima», argumenta.
En este punto, añade que «la forma en la que hemos sido educados influye directamente en nuestra forma de percibirnos. Después llega un período crucial, como es la adolescencia, donde se puede ver acrecentada esta sensación de no valía porque es una época donde la influencia de las redes sociales está muy patente; además, son momentos donde se priman las relaciones sociales y crear vínculos con nuestros iguales, haciéndose quizá más patente esa falta de reconocimiento de la propia persona. Y seguimos el camino hacía a la adultez, sin conocernos muy bien y guiados por un diálogo interior con nosotros mismos muy crítico, dejando que nuestro bienestar esté dirigido por nuestros pensamientos; en muchas ocasiones son irreales e imaginarios, construidos desde el miedo y otros condicionantes sociales». «A priori aceptarnos a nosotros mismos, tal y como somos, parece un reto difícil de conseguir y, aunque fácil no es, la recompensa merece la pena: sobre todo porque es el primer paso hacia la ansiada felicidad».
¿Cómo conseguimos aceptarnos?
En primer lugar, señala que «es importante reconocer el papel que tiene tu pensamiento y su influencia. «Aquí resulta básico empezar a plantearte que no eres tu pensamiento, si no más bien un observador del mismo. Esta posición privilegiada te brinda la oportunidad de poder elegir lo que quieres pensar, sobre todo, cuando aparecen pensamientos en bucle negativos e irreales que llevan a un estado de incertidumbre que te hace dudar de ti mismo. En este sentido, es importante empezar a crear pensamientos positivos que sean tus aliados y que generen en ti emociones más placenteras. Prácticas como el midfulness o la meditación te ayudarán a parar el ruido mental y a aprender a ser observador de tus pensamiento».
Otro punto importante es conocerte bien y esto pasa por «identificar tus aptitudes y debilidades, lo que te ayudará a saber qué necesitas poner en tu mochila para generar un cambio en ti y qué necesitas sacar porque en este momento ya no te sirve. Y, sobre todo, conecta con tus valores, que son esos pilares que nos guían y nos orientan a lo largo de nuestra vida y que forman parte de nuestra identidad; ponerlos de relieve y vivir acorde a ellos es imprescindible para conseguir una coherencia en nuestras acciones y decisiones».
Almarcha manifiesta que «llegados a este punto podemos toparnos con la exigencia y la comparación»; y advierte que «caer en ambas nos aleja de la idea de aceptarnos. La exigencia nos lleva a una búsqueda constante del modelo de cómo tendrían que ser las cosas que, en muchas ocasiones, nos puede llevar a un mayor estrés. Por otro lado, estar comparándote continuamente con un ideal que no eres tu, te aleja de reconocerte a ti como el ser único que eres. Busca tu mejor versión y, si quieres, compárate contigo mismo para aprender y mejorar; seguramente te generará menos frustración».
Conecta con tus talentos. Esta es otra de las sugerencias de la coach, ya que sostiene que «en muchas ocasiones pasamos por alto eso que nos hace diferentes y dejamos de potenciarlo. Desarrollar lo que se te da bien, te puede ayudar a sentirte pleno, a sentirte bien. Saca a la luz tus grandes habilidades que te ayuden a conectar con cualidades tuyas que ni siquiera sabías que tenías». También es importante desarrollar tu propio estilo y no ser un esclavo de tu apariencia. «Los cánones de belleza nos imponen una especie de obligatoriedad de tener que ser de una manera determinada, obviando en muchos casos la verdadera belleza natural. Busca reconciliarte con la persona que eres, con tu belleza interior y utiliza tus recursos y energía en buscar un mayor equilibrio emocional y físico para no estar dependiendo de cánones externos. Desarrolla tu propio estilo, el que te haga sentir cómodo y en el que te veas identificado».
Otro pilar importante para aceptarnos es autoreforzarnos. «Decirnos palabras positivas que refuercen nuestro esfuerzo por pequeño que sea nos ayuda a continuar y a sentirnos válidos y capaces. Y, sobre todo, se paciente». En su opinión, «aceptarse a uno mismo no es inmediato, especialmente cuando venimos de años donde posiblemente nos hemos saboteado y criticado. Aprender de cada error y verlos como una oportunidad de hacer las cosas de una manera diferente requiere de paciencia y honestidad. Nuestro máximo potencial surge cuando estamos dispuestos a dejarnos ser tal y como somos, aunque para ello el camino hacía la aceptación requiera de un gran esfuerzo y tiempo».