La memoria es uno de los bienes más preciados del ser humano. Sin embargo, las prisas y el modo de vida actual hacen que cada vez haya más personas que tienen problemas de memoria.
Marga Almarcha, coach de salud y experta en inteligencia emocional aplicada a la nutrición, explica que «llevar una alimentación variada y equilibrada es bueno en general para nuestra salud» y señala que hay alimentos que ayudan al cerebro a mantener sus funciones cognitivas.
Almarcha desvela las «10 reglas de oro para tener una buena memoria». La primera de ellas es comer alimentos integrales en todas sus versiones (cereales, pastas, pan…), consumir varías veces en semana legumbres e incorporar a la alimentación diaria frutos secos como nueces y semillas (de calabaza, girasol…), ya que ayudan a mantener un aporte óptimo de minerales (zinc, manganeso…), vitaminas (grupo B) y ácidos grasos esenciales. «El desayuno o la merienda es un momento ideal para poder incorporarlos; un buen bol con copos de avena integral, semillas de girasol y bebida vegetal de almendras, sería una buena opción», recomienda.
La segunda regla es tomar cinco raciones de fruta y verdura al día. «Es imprescindible cuando estamos hablando de mejorar nuestra memoria», señala. En este punto, precisa que es preferible elegir hortalizas de hoja y de raíz: acelgas, kale, zanahoria, boniatos, brócoli, judías verdes, pimiento… Se pueden consumir «crudos o cocinados, ligeramente combinados o no, dan recetas muy apetecibles y, sobretodo, fáciles. Un buen ejemplo es un salteado de brócoli, zanahoria y pimiento verde».
En el caso de la fruta, aconseja que sea fresca: manzana, pera, arándanos, plátano, melón…. Almagra señala que, de este modo, «conseguirás el aporte adecuado de vitamina C, A y K, necesarias para prevenir el daño cerebral».
La tercera regla establece que el combustible de nuestro cerebro es la glucosa y está presente en los hidratos de carbono complejos como el arroz, centeno, avena, trigo…en forma de pan y pasta; además de la patata y el boniato. «Es importante consumir por lo menos cuatro raciones diarias en sus diferentes variantes. Por ejemplo, en el desayuno podrían ser copos de avena, en la merienda pan de centeno, en la comida pasta de espelta y en la cena boniato o patata».
La cuarta regla señala que una buena combinación de alimentos también es importante para conseguir la buena asimilación de nutrientes. Para ello es necesario combinar proteínas (pescado, carne…) con carbohidratos (pasta, arroz…) y fruta con nueces o semillas.
El pescado azul es la quinta regla. «Elige una buena fuente proteica, como pescado rico en ácidos grasos omega-3 y 6. «Salmón, arenques, sardinas y caballa son buenísimas opciones al menos dos o tres veces a la semana. Y no te olvides de las fuentes de proteína vegetal como son las legumbres, el tofu…», explica la coach.
La sexta regla de oro consiste en añadir huevos en la dieta, preferiblemente de granja o ecológicos; también son una fuente importante en ácidos grasos omega-3. Se recomienda consumirlos al menos dos veces a la semana. «En revuelto, poché, en tortilla…son opciones ideales», sugiere.
La séptima regla se basa en el consumo de semillas. «Para aprovechar todas sus propiedades es aconsejable molerlas primero y esparcirlas sobre cereales, sopas, cremas y ensaladas. Así puedes ampliar su uso en más preparaciones», explica.
En el caso de la octava, se trata mantener una buena hidratación, ya que la deshidratación favorece el cansancio cerebral.
La novena consiste en evitar cualquier forma de azúcar, además de los alimentos que la lleven añadida.
La décima, y última, es reducir la ingesta de alimentos fritos, procesados y ricos en grasas saturadas procedentes de la carne y de alimentos lácteos.
La coach de salud y experta en inteligencia emocional aplicada a la nutrición explica que «el cansancio mental, la falta de memoria y la falta de concentración pueden ser el resultado del estrés, del exceso de consumo de tabaco y alcohol o de no llevar una buena alimentación».
Sin embargo, señala que «la buena noticia es que podemos mejorar nuestra memoria y nuestro rendimiento intelectual a cualquier edad de una forma muy sencilla: cambiar nuestros hábitos alimenticios se postula de nuevo como la mejor herramienta para conseguirlo».
En este sentido, asegura que «en nuestra cesta de la compra pueden estar nuestros potenciadores de memoria». Se trata de consumir proteínas (los neurotransmisores están formados de ellas), grasas buenas (necesarias para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso), vitaminas del grupo B (necesarias para la formación de neurotransmisores y para sintetizar las hormonas del estrés…) y antioxidantes como las vitaminas C, A y E (evitan el envejecimiento del cerebro y potencia nuestra memoria)».