El día 11 de mayo de 1561, hace 462 años, una armada turco-magrebí compuesta de 23 barcos y 1.700 soldados comandada por Euldj Alí (Otxalí) llegó al Port de Sóller. Los cañones de la fortaleza de la torre de Es Port obligaron a las naves sarracenas a una primera retirada; los corsarios, finalmente, desembarcaron en la zona conocida con los nombres de ses Puntes y ses Cambres, y subieron hacia el Coll de s'Illa. Los «escoltas» o guardas que vigilaban en la barraca del Coll de s'Illa se enteraron de la presencia de la armada turca, quizás por el grito del esclavo sollerico llamado Bartomeu Valls, condenado en las galeras otomanas; los guardas, a los gritos de '¡via fora!' y 'moros vénen!', y tocando el cuerno, abandonaron el lugar de vigilancia y bajaron corriendo, a todo trapo, hacia la villa, para avisar a los habitantes de Sóller.
El ejército invasor se dividió en dos; el contingente más grande quería entrar en la villa por el Pont d'en Barona, mientras que el otro cuerpo llegó a Sóller por la calle de la Lluna y saqueó la villa. Joan B. Binimelis explica este movimiento táctico: «Se partieron dichos dos escuadrones encaminándose cada uno por una parte de la villa dejando en medio el barranco, y con deseo de saquear cada uno su parte de villa; los 700 turcos [sic] tomaron por la parte de Binibassí para saquear la ciudad por parte norte, y Sadfu Array con los 1.000 turcos, la mejor gente, se marchó por la parte del mar para saquear la ciudad por la parte del sur"
Los sollerics, con el capitán Angelats al frente, junto con refuerzos provenientes de otras villas (los de Bunyola, comandados por el capitán Ignasi Garcia y los de Alaró, por el capitán Pere de Sant Joan) plantaron cara a los atacantes y los derrotaron dos veces , en el Camp de s'Oca el primer contingente y en Son Avinyona el segundo. Destacó también la heroicidad de las hermanas Francesca y Catalina Casesnoves, «Ses Valentes Dones de Can Tamany», que defendieron su casa, Can Tamany, y rechazaron con decisión el ataque enemigo.
Uno de los documentos importantes que registra la invasión turco-argelina del 11 de mayo de 1561 es el «Llibre de Sentències de la Cort Reial de Sóller»; dice así: «Diumenge, a 11 del mes de maig de 1561. En l'Alba clara desembarcaren 1700 o 1800 moros i turcs amb 23 fustes i galeres eixides d'Alger per a dar salt a Sóller i anaren en Ponent i tornaren de plant en blanc, i tocaren a Eivissa i un dia abans vingué avís al Virrei. I lo Virrei feu eixir los capitans de fora. I lo nostro capità Mossèn Joan Angelats amb manco de dues hores arribà a Sóller i lo dissabte en la nit o diumenge de matinada amb obra de 500 homes, en que hi havia 111 de Bunyola i Alaró, envestiren amb la mitad de dits turcs al Pont de la Mar qui venien del Coll de s'Illa o de les Puntes amb propòsit d'eixir a la Creu i venir lo carrer nou avall. I los Cristians, valerosament envestiren dit esquadró a dit pont de la Mar i romperent-los mataren molts moros encalçant-los fins al coll de s'Illa. I l'altre esquadró de moros prengué per casa de Joanot Palou i arribaren fins a sa Coma i encalçaren moltes dones i capellans qui fugien i saquejaren la vila i l'església i anant-se'n amb dita presa los cristians feriren sobre ells i llevaren-los tota sa presa, mataren molts moros…».
La batalla del Pont de la Mar
Como hemos dicho, una vez desembarcados, el grupo más numeroso de otomanos llegó al Pont de la Mar, dicho después Pont d'en Barona, descubriendo al ejército cristiano. Como los invasores no tenían previsto que el enemiga les esperase, en lugar de sorprender a su objetivo, fueron ellos los sorprendidos. Los corsarios desconocían el número de los efectivos cristianos y su capacidad de defensa, y empezaron a disparar arcabuzadas desde el puente, en un intento de recuperar la iniciativa. En ese momento, el capitán volvió de Sóller y comunicó a la tropa que un segundo grupo de corsarios había entrado en la villa por el otro lado y la estaban saqueando. Fueron momentos decisivos. Dice la «Historia del Firó» (pagesesdesoller.com): «Los capitanes y los combatientes más experimentados se reunen para ver qué resolución deben tomar. Para evitar permanecer en medio de dos fuegos, el sargento Antoni Soler recomienda arremeter contra el grupo que tienen delante, y dejar para más adelante la defensa de la villa. Soler es un veterano combatiente de los ejércitos del emperador Carlos, con mucho prestigio entre sus conciudadanos, que escuchan y aceptan su opinión».
Con la decidida embestida de los sollerics, los turcos se amedrentaron y empezaron a huir. Los cristianos se envalentonaron y los persiguieron por el camino del Port, l'Horta y el Puig d'en Muntaner hasta Son Avinyona, donde mataron a uno de los capitanes (rais) de la tropa invasora. También murieron en esta batalla los sollerics Miquel Canals y Nicolau Bisbal. La guardia personal del rais huyó hacia los barcos pero se encontró con un grupo de bandoleros y sus perros de presa, que les plantearon resistencia y los dispersaron. Por otra parte, unos 200 defensores siguieron persiguiendo a los moros fugitivos por los olivares de sa Figuera, el Pla del Port y el Cingle hasta s'Illeta, matando e hiriendo a muchos.
El saqueo de la villa
Como hemos explicado, el cuerpo de ejército invasor más reducido entró en Sóller más al noreste y llegó a la plaza por la calle de la Lluna. Dice Rullán y Mir: «La iglesia parroquial fue la parte donde los moros se dejaron caer con más furia, como que ofrecía mayor cebo á su codicia. Derribadas las puertas, solamente quedaba por vencer la débil resistencia de los ancianos sacerdotes mossen Aguiló i mossen Guillem Rotger" . Dice Miquel Pons: «Las imágenes de los santos fueron mutiladas a arcabucadas y a cuchilladas». Vicenç Mut insiste: ‘Tiene la Virgen de la Esperanza cortada una mano', como també Rullan y Mir: «pegaren coltellades en los retaules y figures qui trobaven, com se pot veure en la figura de Nostra Senyora de la Esperanca qui ab una coltellada li tallaren mitja mà, y ab la figura de Maria Santissima (qui ara se troba a un altar de la sacristia) tallaren los dits de la mà y a un minyonet Jesús que aporta en los brasos li tallaren un braç».
La batalla de Son Avinyona
Una vez derrotado el grupo mayor de atacantes, el capitán Angelats y los suyos decidieron replegarse y esperar al segundo grupo, los saqueadores de la villa, hacia Son Avinyona. Pensaban, acertadamente, que los saqueadores de la villa devolverían a los barcos haciendo el mismo itinerario que en la ida. Así fue: pronto aparecieron los corsarios cargados de ropa, dinero, joyas y gente que habían hecho prisionera. Aquí se libró la segunda batalla, de nuevo con el factor sorpresa a favor de los mallorquines; pronto, los turcos la dieron por perdida y huyeron hacia los barcos, dejando el botín y matando a algunos prisioneros.
Ses Valentes Dones de Can Tamany
Joaquim M. Bover dedica casi todo un capítulo de su monografía a la aventura de Can Tamany " Amenazada la casa de Tamany, a tiempo que su propietario Juan Casasnovas estaba combatiendo en la calle de la Luna, por dos turcos de los que se ocupaban del saqueo, sólo había en ella las hermanas Francisca y Catalina, y no pudiendo evitar que uno de ellos, ayudado por su compañero y con el auxilio de un leño, entrase por la ventana en la habitación principal, tomaron la tranca de la puerta, por no tener á mano ninguna herramienta de labranza". Miquel Pons sitúa a estas figuras, ya miticadas: «Las hermanas Tamany representan el espíritu de lucha y el ansia de libertad de un pueblo endogalado por la opresión constante y que cada año lo rememora. Las Valientes hermanas pertenecen a la galería de hijos ilustres de Sóller, por méritos propios y defensa propia, y a su lado el capitán Joan Angelats, el entusiasta arengador de las milicias rurales».
Reembarque de los derrotados y balance final.
Derrotados, una parte del ejército invasor ha logrado reembarcar y pueden zarpar poco después del mediodía. Mn. Rullan y Mir cuenta el final: «Una lluvia de piedras despedida con la honda contra las embarcaciones, a tiempo que recibían a bordo los restos de su destrozado ejército, dio fin a la sangrienta lucha del 11 de mayo, en la cual los hijos de Sóller probaron a Occhialí que sabían defender su patria, y castigar a sus invasores. Esta pedrea hubiera sido más prolongada, y hubiera ocasionado mucho daño al enemigo, a no gritar los esclavos cristianos que cesasen en su obra, porque, aherrojados en los bancos de las galeras, eran los que más sufrían los golpes de las piedras».
«Es Firó» de Sóller: Simulacro de Moros y Cristianos
El simulacro de moros y cristianos de Sóller que recuerda esta batalla se celebra el lunes siguiente a la Fira, que tiene lugar el segundo domingo de Mayo. Este lunes se conoce con el nombre de "Es Firó». Se celebra por la tarde, en Sóller y en el Port, y es uno de los momentos más esperados del año en Sóller. El simulacro comienza hacia las 15:30h con el arenga y la oración del capitán Angelats, el líder solleric de la batalla, alocución que acaba con el grito de «¡A la lluita sollerics!» A continuación, se representa el desembarco de los corsarios turcos y la batalla entre éstos y los habitantes de Sóller. El simulacro recrea varios episodios, iniciados con la alarma que suena para avisar de la presencia de barcos enemigos, en segundo lugar, los corsarios intentan desembarcar en la playa des Través, donde son rechazados por los locales tras una dura lucha. Seguidamente, los corsarios desembarcan en la Platja d'en Repic, mientras los del pueblo se repliegan en el Pont d'en Barona, donde hay un nuevo enfrentamiento. La representación continúa con otro grupo que simula las tropas corsarias que entraron en el pueblo y lo saquearon, procedentes de otro frente de desembarco; finalmente, estas tropas son derrotadas por los cristianos victoriosos de la anterior batalla, que son alertados de la existencia de ese segundo grupo de turcos. Tras la victoria final, el simulacro termina con el discurso de acción de gracias del Capità Angelats y el homenaje de la población a sus héroes. Sigue la procesión de regreso de la imagen de la Virgen de la Victoria a la iglesia del Hospital y el desfile de las carrozas de personajes históricos, presididas por la de las 'Valentes Dones'.
Los escenarios de la batalla son diversos: Pont de la Mar, Coll d'en Marquès, Camp de s'Oca, camí de la Mar, pla de n'Avinyó, camí des Ginjoler. El Monument, en las afueras de Sóller, en la carretera del Port, recuerda la batalla; se inauguró en el año 1961, cuarto centenario del evento y es obra de Pere M. Pavia. En las casas de Can Tamany, una casa rural cerca del camino del Port, unas baldosas y una lápida recuerdan el episodio histórico, ya mencionado, de Ses Valentes Dones. Como durante la batalla, los corsarios saquearon la Iglesia, poco después, en 1563 se construyó un recinto defensivo, con muros y torres fortificadas, de planta cuadrangular de grandes dimensiones, que englobaba la iglesia, la sacristía y el ‘fossar' o cementerio. En el interior del templo, en la pared del arco toral de la derecha del presbiterio se encuentra el retablo de san Gregorio Magno, donde se conserva la imagen conocida popularmente con el nombre de de Mare de Déu dels Moros, de estilo gótico ; según la tradición, fue mutilada en el ataque de los turcos a la iglesia.