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Walter Scott, Oliver Cromwell y un pollo a lo waterzoi

Además de dominar la novela histórica, el escritor británico realizaba incursiones en el género costumbrista

Sacamos el pollo de la olla y lo colocamos en una fuente, rodeado de arroz blanco.

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«A las cinco de la tarde, ordenó Oliver Cromwell, el Lord Protector de Inglaterra que se le presentara Pearson enseguida, y éste llegó a su presencia con miedo e inquietud, pues ignoraba cómo sería recibido. Después de permanecer más de un cuarto de hora en la habitación en que reposaba Cromwell, entró en la habitación de Victor Lee, donde le esperaba el veterano Zorozabel Robins. Aquel preguntó por el general y Pearson respondió que le había entregado unos papeles y el hombre estaba de buenas. Entonces dijo Zorozabel que podría presentarse ante él sin temor y que le diesen una servilleta a fin de que tuviera el aspecto de un camarero y le serviría la comida que le habían preparado. Dos soldados trajeron el rancho, que consistía en una ración de carne de pollo semejante a la que se daba a la tropa y condimentada del mismo modo: un jarro de estaño con cerveza; sal, pimienta, pan de munición y un plato de madera…»

Este es un fragmento de la novela Woodstock del gran autor clásico, entre las corrientes del Romanticismo, Walter Scott (Edimburgo, 1771-Castillo de Abbotsford, 1832), un maestro de la época británica. Su aportación a la novela histórica es muy importante pero no todas sus novelas son históricas pues las hay que son puramente costumbres, estudios de la vida doméstica.

¿Qué le hubiéramos dado a Cromwell para almorzar sin despertar su mal genio? ¿Quizá un waterzooi muy de moda en aquel tiempo? Pues veamos como hacerlo. Disponemos de un pollo de kilo y cuarto que limpiamos bien por dentro y por fuera para ponerlo después en una marmita con litro y medio de agua fría. Salamos un poco el agua y le añadimos un manojo pequeño de perejil, dos ramas de tomillo, una hoja de laurel y un clavo. Limpiamos y lavamos dos zanahorias y un puerro, y troceados, los agregamos al conjunto en ebullición por espacio de una hora. Mientras tanto echamos una tazón grande de arroz en una cacerola de agua hirviendo salada y lo cocemos durante veinte minutos. Luego, lo escurrimos y reservamos al calor. Sacamos el pollo de la olla y lo colocamos en una fuente y servir rodeado de arroz blanco.

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