Se llama Sofía Scicolone (Roma, 1934), autora, entre otros escritos, de un libro de literatura gastronómica In cucina con amore (1971) y Sofía, vivir y amar (1979). En realidad se trata de la actriz italiana Sofia Loren que entró en el cine gracias a un concurso de belleza (1949) y luego fue catapultada a la fama por el productor Carlo Ponti, con el que se casó. Películas muy destacadas: Dos mujeres (Oscar de 1960), La condesa de Hong Kong (1966), Una jornada particular (1967)… Se interesó por las artes culinarias animada por el escritor Vincenzo Buonassisi y el escenarista Basilio Franchina, lo que dio lugar a un amplio recetario de la Península italiana y Sicilia.
Escribía: «Durante la primavera, verano y otoño de 1968 me hallaba voluntariamente retirada en Génova, ocupando un apartamento del decimoctavo piso del hotel Intercontinental mientras cuidaba de mi embarazo y llenaba el tiempo vacío experimentando en la cocina…». Algunas recetas, sin embargo, son de fuera de aquellas fronteras como el bacalao a la vizcaína del que dice: «Cuando yo rodaba en España la película –El Cid–, me llamó poderosamente la atención que se trata de una preparación muy parecida a la que se hace en Italia solo que en Vizcaya emplean guindillas».
¿Pero cómo se hace el Bacalao a la Vizcaína? Veamos: Después de haber tenido en remojo toda una noche ocho trozos de bacalao, dispondremos de una cazuela de barro con veinte centilitros de aceite de oliva. Luego desmenuzamos cuatro finísimas lonchas de pan y lo ponemos en la cazuela con cincuenta gramos de manteca de cerdo, agregándole tres dientes de ajo, dos cebollas de buen tamaño, ambos ingredientes muy bien picados. Freiremos esta mezcla y cuando la cebolla transparente, le añadiremos dos yemas de huevo duro. Seguidamente tomaremos cuatro pimientos verdes choriceros, les quitaremos las pepitas y los escaldaremos en agua caliente para que se ablanden. Así dispuestos, los pelamos y agregamos esas pulpas al contenido anterior. Pasados unos instantes, pasamos esta mezcla por un colador chino, debiendo quedar una salsa bastante espesa. Ya sólo nos queda poner en otra cazuela el bacalao con agua que ha de calentarse sin llegar a hervir. Una vez bien calentado el bacalao, lo sacamos del fuego, le quitamos las espinas y los colocamos en una fuente. Regamos el bacalao con la salsa obtenida. Se servirá caliente.