El jamón york es un producto típico en España. Presente en multitud de hogares, es un complemento habitual para desayunos, meriendas, e, incluso, comidas. Lleva a sus espaldas una fama de «alimento saludable», pero se ve amenazada por proclamas de nuevas tendencias nutricionales, que lo tachan de «producto ultraprocesado». Precisamente, la ciencia parece dar la razón a este último grupo. Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consumir 50 gramos de jamón cocido al día aumenta considerablemente el riesgo de sufrir cáncer colorrectal.
Y es que muchos jamones...de jamón tienen poco. En la lista de ingredientes, podemos encontrar porcentajes de carne de alrededor del 50 %. El resto es agua, azúcar, fécula de patata, sal, almidones, aditivos y proteína vegetal. En definitiva, de la loncha de jamón, solo la mitad es carne. Los productos de las marcas de mayor calidad rondan entre el 80 & y el 98 % de carne de cerdo. «hay demasiado colágeno, lo que que denota el uso de partes del cerdo menos nobles, como los cartílagos, por tanto, no creas que solo estás comiendo carne de cerdo», apunta la OCU. Poca carne y demasiada sal: en un estudio de este mismo organismo publicado a principios de este mes de mayo, se estudiaban 25 jamones. De estos, 24 tenían un contenido de sal mayor de lo recomendado. Los expertos recomiendan dejar para consumo ocasional el jamón york, priorizando aquellos con menor cantidad de sal y proponen sustituir el jamón en las meriendas diarias por lácteos o fruta.
¿Cómo se elabora el jamón york?
El jamón cocido proviene de piezas de carne de la parte trasera del cerdo. Se cuecen y se les introduce agua para que adquieran una mejor textura. Hay distintas categorías de jamones cocidos. El jamón york «extra» es el que contiene más porcentaje de carne y al que no se le permite la adición de almidones.