La dieta mediterránea es conocida por sus beneficios para la salud y está compuesta por alimentos de origen vegetal como verduras, frutas, frutos secos, cereales integrales o legumbres; además incluye con moderación pescados, mariscos, lácteos y carne de aves. Una de sus principales fuentes de grasa es el aceite de oliva, mientras que la carne roja y los dulces se toman de forma muy ocasional. Este tipo de alimentación se asocia a un modo de vida saludable, cosa que hace que muchas marcas quieran relacionar esta denominación con sus productos.
Como consumidores, tenemos que tener en cuenta que no todos los alimentos y bebidas que se publicitan como 'mediterráneos' pertenecen en realidad a este tipo dieta. Una denominación que se suele encontrar, por ejemplo, en el tomate frito, las salsas, las sopas o los alimentos precocinados. En el vídeo que acompaña a esta información te detallo, en base a un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF), el «engaño» que existe entorno a estos productos y que puede crear confusión a la hora de hacer la compra.
Mireia Montaña (UOC) y Mònika Jiménez (UPF) han sido las encargadas de realizar este trabajo en el que se han analizado más de mil anuncios de alimentos y bebidas publicados o emitidos entre los años 2011 y 2020. En sus conclusiones las investigadoras señalan que es necesario llevar a cabo una regulación más rigurosa y que se debe formar al consumidor para entender el etiquetado. Y es que, si la dieta mediterránea se lleva a cabo de la forma correcta, ayuda a prevenir la obesidad y sus patologías, tal y como se refleja en una tesis doctoral de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que se ha publicado este mismo martes en Ultima Hora. Además, este tipo de alimentación también mejora las escalas emocional y de vitalidad.