Cincuenta años después de su estreno, «La Dolce Vita» de Federico Fellini ha vuelto a brillar hoy en Roma con la proyección de su versión restaurada, un proyecto impulsado por la fundación del cineasta Martin Scorsese, que devuelve al filme su esplendor original y descubre diez minutos de escenas inéditas.
En la tercera jornada del Festival de Cine de Roma, «La Dolce Vita» ha vuelto así al lugar en que fue concebida, con este milagro cinematográfico que ha supuesto 8.000 horas de limpieza para borrar las huellas del tiempo de sus fotogramas.
Además de otorgar a la cinta una definición extraordinaria, que permite ver en la pantalla detalles como una nítida sombra de Federico Fellini reflejada en el cristal de unas gafas de sol, esta nueva «Dolce Vita» añade nuevos encuadres a algunas de las escenas más míticas de la historia del cine.
Entre ellas, el famoso baño prohibido que protagonizó la exhuberante Anita Ekberg en las aguas de la Fontana di Trevi, del que quedaron descartados los planos en los que se veía a la actriz adentrarse en el monumento.
La expresión de Ekberg al sentir el frío de las aguas o el brillo en los ojos de un Marcello Mastroianni, que la contempla, se suman ahora a las casi tres horas de celuloide definitivas que impactaron hace 50 años en la retina de los espectadores de la época.
«Hay un antes y un después de 'La Dolce Vita': con ella se rompieron todas las reglas de la narrativa. Nadie había hecho una película con esa intensidad moral, con esa inteligencia y madurez», subrayó Scorsese en la presentación.
Para el director neoyorquino, la película de Fellini cambió «la escena del cine comercial de la época», que estaba dominada por las cintas épicas, y supuso además la reafirmación de un estilo, de un modo de ver el cine que «cambió el mundo».
«Fue el momento definitivo de Fellini. Eso era Fellini, esas luces y sombras. Quizás mucha gente no esté de acuerdo, pero no hay una trama. Son episodios que reflejan la vida, murales, frescos. Y la vida es así», subrayó.
Para el director de «Taxi Driver» o «The Departed», esta expresión cinematográfica de la decadencia, las paradojas o los excesos que quedaron reflejadas «La Dolce Vita» y que llevó a definir lo «felliniano» como algo prácticamente grotesco, tiene la misma relevancia en la actualidad que en 1960.
«No ha cambiado mucho desde que Fellini creó esta historia. Las mismas interrogaciones existen hoy en día, quizás más intensamente, y se plantean en el mismo modo en que lo hizo la película», argumentó.
Sin embargo, según Martin Scorsese, «hoy los jóvenes perciben el pasado de un modo diferente y están interesados en un tipo de películas, en un tipo de historia».
Por esa razón, el cineasta ha querido recuperar, a través de su fundación, Film Foundation, centrada en la restauración de archivos cinematográficos, esta obra maestra que junto a toda la filmografía de Fellini ha tenido gran influencia en su carrera.
La película se proyectará esta tarde al público precedida del documental «La Dolce Vita mambo», de Antonello Sarno, un rompecabezas que, con la ayuda del único periodista que pudo acceder al «backstage» del rodaje y actual biógrafo de Fellini, Tullio Kezick, descubre qué ocurría detrás de las cámaras.
Después de pasar por el Festival de Roma la versión restaurada de «La Dolce Vita» se proyectará de forma gratuita en 12 ciudades italianas, para que los nostálgicos o los más jóvenes puedan ver en la gran pantalla lo que sólo algunos tuvieron el privilegio de ver hace 50 años.