La iluminación navideña enmarcó la ciudad en la noche de música y fuego, en la Revetla de Sant Sebastià.
La salida de gegants y del Drac de na Coca , desde la plaza de Cort, fue el preludio de una velada con xeremies en la que Palma olía a barbacoa, a grasa de panceta y a humo.
Se instalaron parrillas en los alrededores de las plazas en las que se celebraron conciertos y cerca de las sedes de diferentes partidos políticos.
La noche de la Revetla, a pesar del frío reinante, Palma fue una fiesta que llenó las calles de bullicio.