Lo he escrito en infinidad de ocasiones y volveré a hacerlo hasta que me dejen. La monarquía se basa en la tradición, y la tradición da seguridad, paz, y sosiego en tiempos revueltos. Se nos haría rarísimo que el telediario de las 21 horas no comenzara a esa hora de toda la vida. Los españoles lo achacaríamos a alguna noticia nefasta de tal envergadura que no ver salir al presentador mientras suena la sintonía, algo grave ha tenido que pasar, y no bueno.
Es lo que sucede con los cortocircuitos que de tanto em tanto nuestra muy querida Familia Real provoca. El hecho de no verlos desde hace unos años en la tradicional misa de Pascua les aleja de una buena parte del pueblo español que demuestra en las calles de todo el país el fervor religioso que siente sobre todo en estas fechas tan señaladas. La tradición obliga a esos hombres y mujeres a procesionar y a sufrir najo un paso abrillantado días antes con esmero de platero.
Si toda esa tradición se dejara, como hace la Familia Real tomándose unas vacaciones, puede ser familia, real también, pero no una familia que viva junto a su pueblo. Estar es el principal objetivo de los Reyes, estar para servir. Una bonita forma de servir si no a todos, a casi todos los españoles que en las calles o en las plazas habían vivido la Semana Santa mostrando su devoción.
La tradición de acudir en la Seu a la misa de Pascua se rompió, y es una lástima, porque pocas ceremonias reales tiene nuestra real casa, al contrario de la británica, que fue como siempre ha sido, siguiendo la tradición, y a pocas semanas de la coronación de Carlos III. Que ese es otro cantar. ¡Leonor, que te queremos ver bailar en la Feria de Abril!