La impunidad de los narcos no conoce límites. Hace unos días, con alevosía y nocturnidad, los jefes del poblado decidieron asfaltar la entrada, construyendo una pista de noventa metros de largo por veinte de ancho. Con hormigón de buena calidad.
Los clanes gitanos que han resideñado el gueto contactaron, desde principio de año, con algunos constructores y se mostraron muy interesados en acabar la obra en un tiempo récord y por la noche, utilizando maquinaria pesada. «El dinero no será un problema», anunciaron a los candidatos.
Hay constancia policial de que la mayoría de sondeados, conscientes de que se trata de una fragrante ilegalidad, no aceptaron el encargo, pero finalmente un contratista con pocos escrúpulos asfaltó la pista. Donde antes había charcos con agua casi radioactiva ahora luce una rampa firme, de bastantes centímetros de grosor, que por supuesto se ha pagado en negro.
La Policía Nacional, que no se pierde un detalle de lo que ocurre allí, ya ha informado al Ajuntament de la nueva infracción, una más en un poblado que es un monumento a la barbarie urbanística. Las novedades no acaban aquí. Al final de la nueva pista hay ahora una rotonda coronada por un barco en el dique seco, al que han pintado con los colores de la bandera española.
Que los narcos pueden ser muchas cosas, pero a patriotas nadie les gana. Justo al lado, han colgado banderas de distintos países. Y también una del Real Mallorca de fútbol. Igual les da ahora por construir un estadio.
aqui hace falta los patriarcas de son Banya y en dos dias todo derruido y charlets para todos, unos cracs