La última imagen de Agostina Rubini se registra a las 23.57 horas del 2 de octubre de 2024 en la Plaça del Pont con Andrea Dòria, en Palma. La joven, argentina de 24 años, viste un top granate, una camisa de leopardo y unos pantalones vaqueros.
Ese día, Agostina sale de su casa alrededor de las tres de la tarde para dirigirse al Instituto Josep Maria Llompart, donde estudia Integración Social desde el año 2023. Al salir del centro, en torno a las ocho, queda con unos amigos para tomar algo en la zona de Santa Catalina y el Passeig Marítim. La joven publica en sus redes sociales una fotografía que se hace en el espejo del baño de un establecimiento de ocio.
Los padres de Agostina, preocupados porque no había vuelto a casa, interponen al día siguiente una denuncia ante la Guardia Civil de Calvià por la desaparición de su hija. La Policía Nacional se encarga de la investigación y el Grupo de Homicidios asume el caso. Los agentes reconstruyen la ruta que hizo la joven, con la ayuda de sus amigos y de las cámaras de seguridad de la zona.
Agostina debería haberse subido al bus 104 a las 00.18 horas para regresar a su casa. El 2 de octubre del año pasado el TIB pasa dos minutos después. La joven argentina no lo coge. Los investigadores de la Policía Nacional localizan a tres personas que esperan el autobús, entre ellas una joven que les será de gran ayuda.
«Está hablando por teléfono y advierte un bolso depositado a unos treinta centímetros de los contenedores, perfectamente colocado, y junto a ese bolso hay una blusa estampada de leopardo que, según hemos visto en las cámaras, llevaba puesta Agostina sobre otra camiseta». Ángel Ruiz, jefe de Homicidios de la Policía Nacional, ofrece una rueda de prensa en la que explica los detalles de la investigación.
La joven entra en una pequeña tienda de la zona para comprar una bolsa de patatillas. «A través de los cargos en su tarjeta de crédito localizamos el establecimiento y el dependiente la reconoce y le llama la atención un cierto estado de embriaguez»
Agostina se introduce en uno de los contenedores buscando algo y queda inconsciente en el interior, posiblemente por el consumo de alcohol unido a la medicación que tomaba. «El hecho de que esté depositado, perfectamente colocado, es el indicio más potente que tenemos para pensar que accedió de forma voluntaria al interior de uno de los contenedores», añade Ruiz. Ningún testigo ve a Agostina meterse en el depósito, pero el posicionamiento de su móvil la ubica allí a las 00.27.
Un camión de Emaya recoge la basura con la víctima dentro y la traslada a la planta incineradora de Son Reus. El móvil sigue la ruta hasta el vertedero y se apaga a las 2.59 horas en la plataforma de acceso en la que los camiones tiran los residuos. «Es una sala estanca, con muros de hormigón, de 50 metros de fondo y 30 de ancho, y otros 50 de altura», cuenta el jefe de Homicidios.
El lunes 7, cinco días después de la inquietante desaparición, la Policía Nacional acude a la incineradora y detiene toda la actividad para buscar los restos de Agostina. Los agentes, con la ayuda de personal de EMAYA y de TIRME, criban más de 60.000 toneladas de residuos durante más de un mes. Hacen turnos de 24 horas para buscar restos óseos entre la basura pendiente de ser incinerada.
Los investigadores hallan más de 500 huesos y los remiten al Instituto de Medicina Legal de Palma para que busquen muestras de ADN. Los forenses comienzan realizando un trabajo de descarte para excluir los restos que no sean humanos, que son la mayoría, o que provengan de animales arrojados a la basura.
Después de ese primer cribado llega la fase más complicada, que es la de intentar obtener muestras biológicas que sirvan para ser analizadas y que puedan arrojar algún dato sobre la identidad de esos restos. La mayor parte del material encontrado se encuentra en malas condiciones y se trata de fragmentos que han sido prensados en los camiones de basura. El análisis biológico de lo encontrado en Son Reus es la única vía para confirmar lo ocurrido con Agostina de manera completa y poder certificar su fallecimiento.
A finales de febrero de 2025, casi cinco meses después de su desaparición, la Policía Nacional confirma que dos de los restos óseos hallados en la planta incineradora pertenecen a Agostina Rubini. El Grupo de Homicidios da por finalizada la investigación. Caso cerrado.
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