Sebastián O., el acusado de matar en Marratxí a su pareja, Federico Biayna, llevaba una doble vida. También tenía novia y esta ha tenido un papel clave para imputar el crimen al principal acusado. Fue a ella a quien horas después de acabar con la vida del hombre de 34 años a quien le confesó lo que había hecho. La chica, de 17 años, fue citada a declarar ante la Guardia Civil por pertenecer al entorno de los implicados y relató a los investigadores lo que sabía del suceso.
El principal acusado se ha negado este miércoles a declarar ante la jueza de guardia en Vía Alemania, que lo envió a prisión sin fianza acusado de homicidio doloso, y tampoco lo hizo ante los agentes que llevan el caso. No obstante, según fuentes próximas a las pesquisas, el joven venezolano, de 20 años, de manera espontánea ha ido explicando durante sus paso por los calabozos de la Comandancia de la Benemérita que la víctima la sometía a abusos sexuales y que también lo maltrataba físicamente. Este podría ser el detonante que hizo que acometiera contra él y acabara con su vida golpeándolo repetidamente con una piedra en el torrente de Coanegra.
Antes de conocer todos estos datos, los investigadores habían visto en una de las muchas cámaras de seguridad de la zona analizadas a ambos juntos en las inmediaciones de donde presuntamente se cometió el crimen. Cuando el presunto autor del crimen fue citado a declarar por la muerte de Federico este dio una versión de lo que sucedido durante la jornada del viernes que no cuadraba con la información que manejaba ya la Guardia Civil. Esto precipitó su arresto.
El cuerpo sin vida de Federico, tal y como adelantó en primicia Ultima Hora, fue hallado el sábado por la mañana en el cauce del torrente de Coanegra a su paso por sa Cabana, en Marratxí. Una mujer que paseaba con su perro halló el cadáver y avisó de inmediato a los equipos de emergencia. Varias patrullas de la Policía Local y la Guardia Civil acudieron al lugar. El grupo de Homicidios y la Policía Judicial del Pont d´Inca se hicieron cargo de las pesquisas.
Durante los meses de noviazgo, Federico y Sebastián, como han confirmado el entorno de ambos, ya habían tenido algún que otro problema. Mantenían una relación «tóxica», según las mismas fuentes. A pesar de ello la víctima había sondeado la posibilidad de contraer matrimonio con el detenido para que este consiguiera la nacionalidad española.