Hace aproximadamente un mes, Rosario Díaz Jiménez, o ‘Chari’ como la conocía la mayoría de su entorno, se personó en dependencias del cuartel de la Policía Local de Llucmajor, localidad donde residía. En ese momento fue atendida por agentes del Cuerpo quienes le tomaron declaración. La mujer estaba nerviosa, aturdida y totalmente atemorizada. En un momento de la conversación, llegó a decir que «Tengo miedo de mi pareja, seguro que me va a matar».
‘Chari’ era víctima de violencia de género y sentía pánico de su pareja, el rumano George Virgiliu. Las agresiones, según constan en las denuncias, eran tanto físicas como verbales. Nada más finalizar de relatar los últimos episodios violentos a los que había sido sometida, una patrulla de la Policía Local de Llucmajor acudió al domicilio del sospechoso y procedió a su detención. Se le acusó de un presunto delito de violencia de género. Una vez practicadas las correspondientes diligencias se procedió a traspasar el caso a sus compañeros de la Guardia Civil de Llucmajor.
George Virgiliu Teianu, el hombre que mató a puñaladas a su mujer mientras iban en coche con la hija de apenas dos años de ambos por el Coll d’en Rabassa, fue presentado ante el juez de guardia de Instrucción de Palma quien acordó su puesta en libertad con cargos dictando una orden de alejamiento sobre la mujer, que pidió que le pusieran una pulsera telemática.
La pareja tenía dos hijas menores de edad en común. Una de ellas, que iba en el Citroën C1 en el que se produjo el crimen machista, fue trasladada a Urgencias de Pediatría del hospital Son Espases. El asesino del Coll d'en Rabassa llevaba una pulsera de maltratador, para avisar si se acercaba a su mujer, pero el aparato no se activó porque la mujer no portaba el aparato receptor (conocido policialmente como ‘Cometa’). El sistema, al parecer, se encontraba en la casa de la familia y ahora la Policía Nacional está investigando por qué.
La pareja se encontraba en el coche, circulando por una calle del Coll d'en Rabassa, cuando George Virgiliu Teianu, de 40 años, esgrimió un cuchillo de cocina. A pesar de que pilotaba el coche, pudo apuñalar en la cara, el cuello y otras partes del cuerpo a su esposa. Los investigadores han encontrado heridas de defensa en la víctima. En total, parece que recibió más de una decena de cuchilladas. La policía investiga si el varón rumano llevaba el cuchillo encima porque ya tenía planificado acabar con la vida de María del Rosario Díaz Jiménez.
Este supuesto indicaría que estamos ante un asesinato y no un homicidio. La pareja tenía dos hijas de corta edad: una niña que va a cumplir dos años, y que estaba en el coche cuando su padre mató a puñaladas a su madre, y otra de ocho años, que estaba en el colegio cuando ocurrieron los hechos.
Según las primeras informaciones, la familia vivía en Llucmajor, aunque él tenía una orden de alejamiento de ella y no podía vivir en la casa. Según algunas informaciones, él era de carácter muy violento y perdía la compostura muy a menudo.
Los hechos tuvieron lugar a las 14:50 horas, en el número 33 del Camí de Can Pastilla, en el Coll d’en Rabassa, muy cerca del hospital Sant Joan de Déu y de una conocida cadena de supermercados. La central de emergencias del 092 recibió una llamada alertando de que se había producido un accidente de tráfico entre dos vehículos y que el conductor de uno de ellos se había dado a la fuga.
Rápidamente, efectivos de la Policía Local de Palma, Cuerpo Nacional de Policía y personal sanitario del SAMU-061 acudieron hasta el lugar del suceso para auxiliar a las víctimas. La sorpresa fue mayúscula cuando una patrulla de Policía Local consiguió localizar y detener al presunto conductor fugado del accidente. Nada más ser interceptado, el sospechoso, de origen rumano de unos 40 años de edad, se dirigió a los policías diciendo: «He sido yo. La he matado». En las próximas horas está previsto que pase a disposición judicial en los juzgados de Vía Alemania de Palma.
Punto de vista
¿Y ahora, qué?
Guillermo Esteban¿Y ahora, qué, George? Ahora has dejado a una mujer de 32 años sin vida y a dos niñas, de dos y nueve, sin madre. Ahora has dejado a unos padres sin hija y a una joven sin hermana. Ahora has engrosado la extensa lista negra de mujeres asesinadas por sus parejas en España. Ahora entrarás en la cárcel de Palma, donde ya estuviste por intentar matar a un portero de discoteca con una barra de hierro. Ahora esperarás a que llegue el día del juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial por asesinato. George, posiblemente, serás condenadado a más de 20 años de prisión por matar a puñaladas a Chari, la madre de tus dos hijas pequeñas. ¿Y ahora, qué, George?