La higiene personal es esencial para la salud y el bienestar, pero la frecuencia y la duración de las duchas han sido objeto de debate. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece directrices claras al respecto, enfatizando la importancia de equilibrar la higiene con la salud de la piel y la sostenibilidad ambiental.
Según la OMS, una ducha diaria es suficiente para la mayoría de las personas. Sin embargo, la duración de cada ducha no debe exceder los cinco minutos. Esta recomendación se basa en varios factores:
- Salud de la piel: Prolongar el tiempo bajo el agua puede eliminar bacterias y microorganismos que protegen nuestra piel, lo que podría provocar sequedad, irritación y aumentar el riesgo de infecciones o reacciones alérgicas.
- Sostenibilidad: Reducir el tiempo de ducha contribuye al ahorro de agua y energía, aspectos fundamentales para la sostenibilidad ambiental.
En cuanto a la frecuencia, la OMS señala que, a menos que se esté sucio, sudoroso o se padezca alguna condición médica que requiera una limpieza diaria, ducharse varias veces a la semana es suficiente. Una limpieza excesiva puede alterar el equilibrio natural de la piel, interfiriendo en su buen estado.
La temperatura del agua también es relevante. Se recomienda utilizar agua tibia, ya que el agua demasiado caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, contribuyendo a su deshidratación y posibles irritaciones. Además, es aconsejable el uso de jabones neutros y sin perfume, que respeten el pH natural de la piel y minimicen el riesgo de irritaciones.