Era un genio adelantado a su tiempo, pero José Ferragut Pou (arquitecto, urbanista y diseñador) todavía no tiene una calle dedicada en Palma, su ciudad. El autor del edificio de Gesa o la iglesia de la Porciùncula, entre otras muchas obras, fue asesinado hace 56 años, en un crimen que nunca quedó esclarecido. Dos sospechosos fueron detenidos por la policía, pero después, durante el juicio, quedaron absueltos. Esta es la crónica de un caso que, medio siglo después, sigue sin resolverse. ¿Fue un crimen por encargo o un homicidio?
El 22 de febrero de 1968 los medios de comunicación de la época anunciaron que había aparecido un cadáver, con la cabeza destrozada, en un descampado de la carretera vieja de Sineu, a la altura del kilómetro 10. Junto al cuerpo inerte se encontró un coche, con manchas de sangre en el interior y en el parabrisas. Hacía dos días que José Ferragut, célebre arquitecto palmesano, estaba en paradero desconocido. Poco después, se confirmó que el cuerpo pertenecía al profesional.
La policía franquista se volcó en el esclarecimiento del caso y destinó grandes recursos humanos y técnicos a buscar a los asesinos. Ferragut, que había firmado más de 2.000 proyectos a la largo de su prolífica carrera, llevaba años denunciando la corrupción y el desarrollo urbanístico incontrolado, que se había apropiado de aquella Mallorca que se abría al turismo y la especulación.
Sin embargo, el caso dio un giro cuando la policía detuvo a dos supuestos 'chaperos', identificados como Francisco Quintana, de 27 años, y José Benegas, de 22. El primero natural de Binissalem y el segundo nacido en Granada. Este último había salido recientemente de la cárcel, donde había cumplido condena por agresiones y robos a homosexuales. La sociedad puritana de la época reaccionó con estupor al desenlace de los acontecimientos y finalmente los investigadores anunciaron que los dos jóvenes, acorralados por las pruebas, habían confesado.
Según aquella versión inicial, se culpaban mutuamente del crimen de Ferragut, al que la noche del crimen se habían encontrado en el Passeig Sagrera. Los tres se habían desplazado a las afueras de Palma, en el coche del arquitecto, y en un descampado oscuro y solitario Quintana, enfurecido por desavenencias económicas, le había golpeado hasta la muerte con una piedra. Los dos 'chaperos', a continuación, huyeron de la escena del crimen.
Policialmente el asunto estaba resuelto, pero un año y medio después, durante el juicio que se celebró contra ellos, saltó la sorpresa. Francisco y José rectificaron su confesión inicial y se declararon inocentes. En el coche de Ferragut no se hallaron huellas suyas, lo cual complicó aún más la situación. Al final, ambos fueron absueltos por falta de pruebas.
Las especulaciones, de nuevo, se propagaron como la pólvora. Se recordó que el cadáver de Ferragut no llevaba documentación encima, cuando fue descubierto por un payés, y surgieron nuevas teorías, algunas de ellas conspiratorias, sobre lo ocurrido. Al final, el caso se cerró sin un asesino condenado. Y con más incógnitas que certezas. 56 años después la pregunta sigue siendo la misma: ¿Quién mató a Ferragut?