La Policía Montada de Palma está a punto de cumplir 150 años de historia. Sin duda alguna es la sección más antigua del Cuerpo policial de Ciutat y una de las pioneras en España. Con la nueva temporada estival en curso, los caballos se han sumado al importante dispositivo policial de control y vigilancia de las principales zonas turísticas de la ciudad. «El trabajo de la Policía Montada lo podemos dividir en dos. Una primera función es más representativa. Somos los encargados de participar en los actos de las procesiones, Reyes, Estandard, recepción de autoridades, etc... Este servicio lo realizamos vestidos de gala, gran gala o con uniforme ordinario, dependiendo del evento», apunta Joan Ginard, subinspector jefe de la unidad.
«Sin duda alguna, la más importante es la función policial. Vigilancia y prevención de delitos. Nuestro campo de actuación está centrado en zonas turísticas como la Seu, Platja de Palma, Passeig Marítim y todo el casco antiguo. Además, del Castell de Bellver, donde la afluencia de carteristas se dispara durante el verano. Nuestra presencia resulta determinante para evitar cientos de hurtos.
En la actualidad, un total de 15 policías locales (un subinspector, un oficial y trece agentes) y 11 caballos integran la sección. La Policía Montada se fundó el mes de septiembre de 1875. Fue en ese años cuando la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Palma decidió aumentar la policía, antiguamente denominada Guardia Municipal.
Lo que arrancó siendo la unidad encargada de vigilar los caminos de entrada a Palma, ahora es una de las secciones más queridas y apreciadas por la ciudadanía. A las puertas de celebrar su 150 aniversario, desde el Ajuntament de Palma ya se está trabajando para impulsar este grupo policial, incorporar nuevos agentes, caballos y distribución del trabajo otorgándole nuevas funciones en evolución de los tiempos.
«Junto con Mobilitat y veterinarios somos también los encargados de realizar las revisiones de las calesas y de investigar los casos de maltrato animal de nuestra demarcación. Todo ello, sin olvidarnos de la vigilancia del bosque del Castillo de Bellver donde tenemos fijada nuestra base», añade Ginard.
«Los animales pesan más de 500 kilos y verlos de cerca impresiona. Por ese motivo, la figura de las patrullas policiales a caballo son muy disuasorias para los delincuentes.
En la Platja de Palma, la visión del agente es total y resulta muy fácil detectar a carteristas, masajistas o trileros. Los animales impresionan, pero al mismo tiempo, centenares de niños y adultos se aproximan a los caballos, los tocan y sienten el amor que transmiten. Durante el pasado año, casi 4.000 escolares, pasaron por nuestras instalaciones para conocer de cerca a su policía y pasar unas horas con los caballos», concluye Ginard.