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Derrumbe en la Playa de Palma

Los técnicos analizan todas las reformas que se realizaron en el restaurante que colapsó

Están cruzando datos de los distintos departamentos municipales de Urbanismo para comprobar si las licencias se ajustaban a lo solicitado

Ayer por la tarde colocaron flores frente al edificio siniestrado en la calle Cartago. | ALEX SEPULVEDA

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En los últimos años, la transformación del edificio donde se instaló el beach club Medusa, en el número 36 de la calle Cartago de la Platja de Palma, ha sido notable. En la actualidad, tenía un aspecto exterior que no tenía nada que ver con el de hace unos años. Por ese motivo, los técnicos están rastreando cada una de las reformas que se realizó para comprobar si la licencia se ajustaba a la obra solicitada.

De momento, hay tres departamentos de Urbanismo que están cruzando datos: se trata de Obras, Actividades e ITE. Una vez contrastada toda esa información se podrá determinar si las obras tenían licencia y, sobre todo, si el resultado final se correspondía con lo solicitado en el proyecto.

Los investigadores han constatado que hace años, en la terraza ahora colapsada, ya se instalaron algunas sillas y mesas, pero se trataba de algo muy reducido y comedido, no como en la actualidad. Los investigadores están tratando de aclarar si la terraza del restaurante Medusa, que se desplomó el jueves por la tarde dejando un balance de cuatro muertos y 16 heridos, era ilegal. Tal y como adelantó ayer en primicia Ultima Hora, en 2017 la Inspección Técnica del Edificio (ITE) advirtió que la cubierta no era apta para acoger ocupación y, en consecuencia, no era transitable.

Ese mismo informe técnico investigó la evolución de la estabilidad constructiva de la obra de la calle Cartago número 36 y detectó pequeñas patologías, en forma de deficiencias. Sin embargo, no comprometían en principio la seguridad del edificio, cuya fecha de construcción es 1972. Lo más llamativo es que esa zona donde se advertía que no podía haber sobrecarga, fue destinada después a beach club, con sillas, mesas y clientes bailando sobre el suelo, que era de marés.

La calidad constructiva del inmueble era pobre y el forjado estaba deteriorado por su proximidad al mar, lo que aceleró su desplome. Pero la causa principal fue el sobrepeso, ya que se calcula que en ese momento había unas 40 personas sobre la terraza «destinada únicamente a cubierta impermeabilizadora del local en planta baja, no transitable por terceros ocupantes del edificio ni para uso público», según informaron en fuentes de la investigación.

En 2018, dos hermanos austríacos llamados Chrstian y Sandra A. se hicieron cargo del local, que es propiedad de un mallorquín llamado Bernardo G.LL. Los extranjeros que lo alquilaron son muy conocidos en la zona y tienen otros establecimientos de ocio en la Platja de Palma. Su otro hermano es directivo de un grupo de ocio.

En el inmueble se construyó un restaurante mexicano y una pizzería y en 2021 se puso en marcha el proyecto del beach club. Fue entonces cuando se llevaron a cabo una serie de obras y reformas en el edificio y en concreto en la terraza. Esos movimientos son los que ahora están en el punto de mira de las autoridades. Este invierno pasado hubo obras.

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