Los cuatro hombres acusados de maltrato animal tras desmantelarse un criadero ilegal con perros y gallos de pelea en Palma negaron los hechos en el juicio celebrado este martes en una sala de lo Penal de Vía Alemania. Tres de los procesados, los propietarios de los canes, coincidieron en afirmar los adquirieron por internet y ya venían «con el rabo y las orejas cortadas». El propietario de los gallos también lo compró mutilados. La Fiscalía solicita para cada uno de ellos once meses de prisión. El juicio continuará en abril.
En sus declraciones también se desvincularon de la presunta comercialización de los animales. «Tenía en casa siete u ocho perros, siempre me han gustado los animales», apuntó uno de los enjuiciados. Otro de ellos explicó que los tenía por sus hijos y por ello también adquirió un buen número «unos 6», pero que no se dedicaba a la cría y posterior venta. Los acusados están asistidos por los abogados Pedro Garrido, Eloy Granadero y Adolfo Fernández.
Como testigos declararon, entre otros, agentes del Seprona de la Guardia Civil. Uno de ellos no dudó en afirmar que los perros que encontraron tras el registro se encontraban «en muy mal estado» y que les sorprendió el número de perros que había «con las orejas y los rabos mutilados», dijo. Asimismo, cuestionado por la reacción de los imputados tras aparecer la Benemérita en el lugar apuntó que «no dieron explicaciones de por qué estaban los animales así».
Uno de los encausados tenía 50 gallos, algunos de ellos con la cresta y la barbilla. A una de las aves le faltaba el ojo izquierdo y dos de los ejemplares presentaban lesiones compatibles con peleas. El varón explicó que se los compró así a un hombre en Maria de la Salut y que los tenía para «exhibiciones». También mostró su desconocimiento de que era ilegal que tuvieran la cresta cortada.
Los agentes hallaron 56 perros adultos y cachorros de tres razas diferentes: American bully, chihuahua y bulldog francés. En la finca también había un centenar de gallos de pelea en jaulas individuales, una yegua, un poni, un cerdo vietnamita y palomas. Una operación antidroga de la Policía Nacional destapó el caso a finales de 2021. El 19 de noviembre de ese año, agentes del Seprona de la Guardia Civil tuvieron conocimiento de la posible actividad de cría, comercialización y venta ilegal de perros y gallos de pelea. El grupo II de Estupefacientes de la Policía Nacional aportó una serie de fotografías que apuntaban a ello.