«Hacía 20 años que este compañero trabajaba con nosotros. Ha sido un golpe bajo porque confiábamos en él. Es algo que estamos procesando. Los otros trabajadores están muy impactados y tocados anímicamente», ha explicado este lunes al mediodía el prior del Santuario de Lluc, Marià Gastalver, al ser preguntado por el ladrón del museo recientemente detenido. Unas declaraciones que ha realizado en la Comandancia de la Guardia Civil en Palma a donde ha acudido para agradecer el trabajo de la Benemérita en este caso.
Con las joyas, el dinero y otros objetos robados de fondo, el prior del Santuario ha estado charlando con el coronel jefe de la Zona de la Guardia Civil en Baleares, Alejandro Hernández Mosquera, y con los investigadores que han llevado el caso. «Desde un primer momento hemos confiado mucho en ellos y nos hemos dejado llevar por su trabajo tan competente», ha dicho el prior.
«La mayoría, un 90% de las joyas robadas, se han podido recuperar. Era una gran preocupación. Estos bienes son de la gente que ha ido realizando donaciones. Estábamos dolidos, no entendíamos como había podido desaparecer», ha añadido.
Por su parte, el portavoz de la Guardia Civil en Baleares, Paco Molina, ha remarcado que «la investigación ha sido bastante laboriosa ya que se ha tenido que indagar sobre más de 150 personas que trabajaban o tenían relación con el Santuario». También ha explicado que «varias ventas en establecimiento de compra y venta de oro en Palma» fueron el motivo principal que puso al trabajador finalmente detenido en el foco de todas las sospechas.
«Teníamos muchas pruebas contra estas personas. Pensamos que llevaba años robando. Muchos de sus compañeros apuntaron a él, de que podía estar cogiendo dinero u objetos de las donaciones. Esto también fue un detalle que nos dio una información ambiental muy importante para la investigación», ha apuntado el sargento jefe del equipo que ha llevado el caso, Manuel Alonso.
El trabajador del Santuari de Lluc fue detenido el pasado jueves. El hombre, de 57 años y nacionalidad española, se encargaba del mantenimiento del templo y vendió parte del botín. La Policía Judicial de Inca consiguió recuperar la mayoría de las piezas, que están consideradas Bien de Interés Cultural (BIC). Los agentes también han encontrado algunas cuya desaparición no había sido denunciada. El empleado del santuario también se habría apropiado de cerca de 25.000 euros procedentes de una caja fuerte. Los investigadores observaron que las vitrinas no habían sido forzadas y enseguida sospecharon que el autor del robo podía ser un trabajador. Había colocado unas imitaciones de la misma forma que las piezas originales.