El trabajador del santuario de Lluc se ha derrumbado este sábado ante la jueza en Inca y ha confesado el robo de las valiosas joyas y el dinero. La declaración del hombre se ha tenido que interrumpir porque se encontraba muy afectado y continuará otro día. La titular del juzgado de Instrucción número 1, en funciones de guardia, ha decretado su puesta en libertad y ha dictado una orden de alejamiento de todas las dependencias del templo de Lluc. La magistrada le ha retirado el pasaporte y le prohíbe salir de España.
El hombre, pollencí de 56 años, fue detenido el pasado jueves por el Equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Inca, como informó en exclusiva Última Hora. El empleado del santuario vendió algunas de las piezas en un establecimiento de compraventa de oro en Palma. Los investigadores encontraron en un falso techo de un armario de la habitación de su domicilio un total de 25.000 euros en billetes procedentes de los continuos robos en el templo y de la venta de las joyas. El pasado 20 de febrero, el prior del santuario de Lluc y el responsable de la empresa que gestiona el museo denunciaron ante la Guardia Civil de Inca el robo de las joyas del museo. Explicaron que un visitante asiduo había observado que las piezas expuestas no coincidían con las originales y que otras ya no se encontraban en el centro museístico. Tres cordoncillos de oro mallorquines del siglo XVIII y XIX habían sido sustituidos por unas falsificaciones de bisutería de la misma longitud (entre 1,5 y 2,5 metros).
Las joyas estaban colocadas de la misma forma que las originales y, además, faltaban 20 piezas catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC), 448 medallas de diferente tipología y monedas de la época romana de gran valor. El Equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Inca también fue informado de la desaparición de 12.100 euros de la caja fuerte de la vicaría del santuario y de numerosas estancias, así como de los cepillos de la basílica. Los agentes entrevistaron a más de 150 personas que trabajan en el santuario y en el museo y averiguaron que un local de compraventa de oro había adquirido por partes, en varios días, uno de los cordoncillos de oro y medallas, todo ello catalogado como BIC. Las piezas habían sido vendidas por un trabajador del museo entre marzo y julio de 2022 y ya habían sido fundidas.
La Guardia Civil descubrió que gran parte de lo sustraído no se había puesto a la venta y su prioridad fue recuperarlo enseguida para evitar su destrucción. Los investigadores solicitaron al juzgado una orden de entrada y registro en el domicilio del sospechoso y allí encontraron los 25.000 euros en billetes y dos cajas repletas de joyas catalogadas como BIC. Había más de 100 piezas. El trabajador del santuario, que era el jefe de mantenimiento, guardaba en su taquilla una caja con monedas antiguas de Isabel II, cinco sacos transparentes llenos de donaciones y un archivo de monedas y elementos correspondientes a la Prehistoria que formaban parte de la antigua exposición museística.