El sumario policial, de miles de folios, recoge numerosos registros en domicilios, fincas y locales, aunque los investigadores se tomaron muy en serio uno en una tienda de muebles de Magaluf que, en los bajos, tenía una serrería. Está relacionada con uno de los testigos del caso, que prestó declaración para confirmar la coartada de su hijo.
La unidad de Criminalística buscó restos de sangre en la maquinaria de los bajos del local, pero todas las pruebas fueron negativas. Otro registro sonado fue en una casa de Son Sardina, desde donde una chica accedió al Facebook de Malén. Pudo obtener la clave tras introducir una serie de nombres de ciudades argentinas, el país de Malén. Cuando la Guardia Civil irrumpió en la vivienda se encontró con que la sospechosa, en realidad, no conocía de nada a Malén y había conseguido la palabra secreta tras investigar en la vida de la adolescente.
Facebook, por su parte, sigue negando el acceso a los investigadores a la cuenta de Malén, que podría ser muy valioso para acceder a las conversaciones privadas que tenía con amigos y también con posibles desconocidos que contactaron con ella a través de la red social. La compañía exige que haya un sospechoso claro o detenido para facilitar todos esos datos.