Una niña de diez meses entró en quirófano a las 03:00 de la madrugada en Legnano, Italia. La pequeña, que sufría una hemorragia cerebral severa, necesitaba una transfusión urgente. Sin embargo, cuando los doctores comunicaron a los padres que la niña necesitaba una transfusión, surgió el problema.
Los padres, por motivos religiosos no autorizaban a que su hija recibiera la transfusión. En ese momento los médicos intentaron explicar a los padres que de no hacerla la niña moriría. Sin embargo, los padres continuaron negándose.
Ante la negativa de los padres, los médicos se pusieron en contacto con las autoridades que avisaron a un juez de Milán. El juez, vista la gravedad, suspendió la autoridad de los padres y los médicos pudieron realizar la transfusión, salvando así la vida de la pequeña.