«'Subnormal' es una palabra que no uso nunca. Usaría otras más fuertes». Bartolomé Cursach rechazó en juicio que dedicara ese apelativo al magistrado Manuel Penalva apenas 14 horas después de salir de prisión, el día que fue al juzgado a entregar su pasaporte.
El empresario fue juzgado este jueves por un delito de injurias contra funcionario público por el que la Fiscalía le reclama una multa de 9.000 euros. El acusado lo niega pero en frente tiene la declaración de dos funcionarias del juzgado que reafirman que usó esa expresión. La defensa apela a que, en cualquier caso, se trató de una injuria entre particulares porque la conversación que Cursach mantenía con su abogado comentaba una entrevista que había dado esa mañana Penalva en una radio, fuera de su ámbito profesional. Con ese argumento pide la absolución.
La última vez que Cursach se había visto cara a cara con el juez Manuel Penalva fue en marzo de 2017, el día en que el magistrado le envió a la cárcel. Más de dos años después, con el juez recusado y pendiente de si el TSJB le investiga y el empresario sin más juicios a la vista apenas cruzaron una mirada.
Penalva llegó a Vía Alemania junto al fiscal Miguel Ángel Subirán. Ambos se encuentran de baja. Pasaron a escasos centímetros de Cursach y su mujer y esperaron al otro lado del pasillo su turno para declarar.
En la Sala, todo el conflicto en torno a la causa estuvo larvado. «Con el señor Cursach no tengo nada a nivel personal. Si hubiera pedido disculpas, no estaríamos aquí», dijo Penalva.
Añadió: «No es el momento de relatar lo que nos ha pasado y lo que nos sigue pasando. El insulto es un botón de muestra del desprecio que siente por la Justicia».
El acusado se había limitado a negar la frase, pero su abogado, Enrique Molina, también sobrevoló el conflicto en su informe. En especial, cargó por el hecho de que el magistrado, que entonces ya estaba recusado, se hubiera preocupado por la entrega del pasaporte de Cursach. También porque acudiera junto al fiscal Subirán a poner la denuncia y que el ministerio público no interviniera. Ese es parte del argumento técnico que emplea Molina para pedir la absolución: si solo fueron injurias entre particulares, la Fiscalía no puede mantener la acusación y Cursach debe ser exculpado.
El ministerio público rechaza ese argumento y sostiene que el insulto se debió a que Penalva es juez.