Ya han regresado a sus casas, pero tardarán un tiempo en olvidar lo que ocurrió en la calle Andalucía de Andratx en la noche del pasado jueves. Un incendio en una vivienda obligó a desalojar a una setentena de vecinos, que tuvieron que realojarse en casas de amigos y familiares. Este viernes, pocas horas después, la mayoría de ellos todavía no se habían recuperado del susto. «Pasamos mucho miedo. De repente escuchamos una especie de explosión y humo por todo», relataba en el portal una de las inquilinas afectadas.
A eso de las 11 de la mañana, la Policía Local de Andratx, bomberos y técnicos de Urbanismo del Ajuntament se personaron en el lugar de los hechos junto con la propietaria para hacer una inspección de la vivienda donde se originó el fuego pocas horas antes. Tras una exhaustiva revisión del inmueble, certificaron que no había sufrido daños estructurales.
Pasado el mediodía se comunicó a los vecinos afectados que podían regresar a sus casas. A pesar de ello les sugirieron que las ventilaran durante 24 horas y también que revisaran las instalaciones eléctricas y de gases para evitar algún susto inesperado. «Esto es lo de menos, lo importante es que ya nos han dicho que podemos volver a nuestros pisos», expresaba con cara de haber dormido poco un vecino.
Ese sentimiento era generalizado entre la multitud de residentes que ansiaban conocer más datos de lo que había pasado la noche anterior. Otro de los aspectos que destacaban los afectados fue la gran solidaridad entre ellos que se desató poco después del suceso.
«Fuimos todos a una, ayudándonos y eso permitió que pudiéramos evacuar el edificio rápido y evitar que hubiese algún problema mayor» apuntaba un perjudicado.
El fuego se originó en el salón de un primer piso sobre las nueve de la noche. Hubo una explosión, de una cristalera, y se quemaron cortinas y muebles que emanaron un espeso y tóxico humo negro, lo que aconsejó el desalojo y provocó la imposibilidad de que los vecinos del segundo bloque, dañado por el humo, pudieran pernoctar en su domicilio.
Los afectados cogieron como pudieron a sus mascotas: perros, gatos y hasta pájaros en sus jaulas sostenían varios vecinos que presenciaban, en pijama la gran mayoría, las tareas de extinción, que se prolongaron hasta pasada la medianoche. En ese momento se decidió que todos debían pasar las horas siguientes fuera de sus domicilios. Pese a la espectacularidad del incendio, nadie tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios que se acercaron al lugar tras ser avisados.