El nuevo jefe superior de Policía, Gonzalo Espino Cruz, dejó muy claro cuando aterrizó en la Jefatura palmesana que no iba a permitir que Son Gotleu se convirtiera en un gueto de la droga. Como Son Banya. Y este viernes por la tarde, el CNP asestó otro golpe a los narcos de esa barriada, con registros en colmados, locutorios y domicilios.
La ‘operación Warrior', en la que participó también la Policía Local de Palma cortando calles y apoyando el perímetro de seguridad, se inició a las cinco de la tarde en las calles Santa Florentina, Francesc Julià e Indalecio Prieto. Por sorpresa, y en cuestión de segundos, decenas de agentes y numerosos vehículos, apoyados por un helicóptero, asaltaron Son Gotleu y procedieron a la detención de cuatro sospechosos, algunos de ellos subsaharianos.
Tres bares de la zona, que eran tapaderas para venta de estupefacientes, fueron registrados de forma minuciosa, así como otros colmados o tiendas de alimentación. En uno de los locales, en el suelo, los agentes descubrieron un zulo que escondía una sustancia oculta dentro de papel de plata y que presumiblemente era droga. A pie de calle, mientras tanto, los antidisturbios de los UPR controlaban que no se produjeran altercados. Uno de los arrestados estaba muy nervioso, pero fue reducido. Desde el aire, el helicóptero de la Policía Nacional sobrevoló la barriada para evitar que nadie intentara escapar por las azoteas o que atacaran a los agentes desplegados en esquinas y lugares estratégicos.
Además de la operación antidroga (en la que se levantaron 9 actas y se encontró hachís y marihuana), durante el dispositivo se identificó a 18 inmigrantes, siete de ellos en situación irregular, y también se controlaron diez establecimientos abiertos al público y dos fueron precintados por graves irregularidades y carecer de las licencias necesarias. «Son Gotleu es un caos, y es necesario que algunos entiendan que no se pueden hacer las cosas saltándose la Ley», contó un mando policial.