Unas 5.000 personas han acudido este martes a la plaza de La Catedral de Almería para dar su último adiós al niño Gabriel Cruz y asistir a la misa funeral oficiada por el obispo de la diócesis almeriense, Adolfo González Montes, y que han seguido a través de dos pantallas gigantes colocadas a los lados del pórtico de entrada del templo ya que las exequias se han celebrado con única presencia de familiares, allegados y autoridades tanto civiles como militares.
El cortejo fúnebre que conducía los restos mortales del pequeño de ocho años, en un vehículo blanco colmado de coronas de flores del mismo color, ha enfilado la entrada a la plaza pasadas las 10,45 horas, escoltado por una comitiva de agentes de la Policía Local y envuelto en una cerrada ovación con la que se ha querido transmitir el respeto ante el dolor de unos padres, Ángel y Patricia, que han recibido continuos gestos de cariño con los asistentes con la mano puesta en sus corazones.
Ambos han descendido juntos de un vehículo gris que seguía al coche fúnebre y juntos, abrazados, han caminado tras el ataúd hasta su entrada en La Catedral. Antes, Patricia jaleaba con la mano para que los aplausos dirigidos a su hijo sonaran con más fuerza, atronando una mañana gris marcada por los lazos negros de luto y 'pescaitos' floridos en forma de corona, al grito de 'Todos somos Gabriel'. Ángel rompía a llorar.
En el interior del templo, con un fuerte olor a incienso, se encontraban ya la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, quien no se ha separado de la bufanda azul que era la favorita de Gabriel y que su madre ha llevado durante los 12 días de su búsqueda sin descanso, y la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, entre otros.
La misa funeral ha dado comienzo y la plaza ha guardado silencio. Algunos asistentes llamaban la atención de los empleados de la funeraria para hacerles entrega de ramos de flores que eran colocados sobre el coche fúnebre. Mientras, el obispo daba consuelo a los familiares del Gabriel, «un niño alegre y bonito, sonriente, que nos había cautivado a todos».
González Montes ha asegurado que su «muerte sin sentido» pone de manifiesto la «situación enferma» del corazón humano y «de nuestra condición pecadora». «Gabriel no tuvo tiempo de que su corazón se pervirtiera la maldad que transversalmente alcanza a los adultos y su muerte violenta le acerca de una manera muy espacial a Cristo, víctima de la cruel violencia de su pasión y cruz», ha trasladado en la homilía.
Ante el féretro del niño, que presidía el altar junto a la foto que ha entrado durante los últimos días en todas las casas del país y que sus padres, Ángel y Patricia, han besado al entrar en el templo, ha hecho alusión a la «desolación e impotencia» que hechos como esta «muerte cruel» siembran.
«Gabriel está con Jesús, que acogía a los niños que se le acercaban pero sus padres y familiares necesitan de nuestra plegaria para que Cristo sea su fuerza y la nuestra en esta hora difícil», ha señalado. Al tiempo, ha subrayado que el pequeño ha «emprendido el camino que lleva a Cristo glorificado para disfrutar del amor definitivo, de la felicidad que nunca se acaba». «Gabriel acompañará ahora a sus padres y abuelos desde el cielo», ha manifestado.
Durante su homilía, el obispo ha advertido de que el pecado habita en el corazón del hombre aunque nos resistimos a aceptarlo con humildad» y ha apelado a la fe en «situaciones límite». «Soñamos con mejorar mucho las cosas y a menudo lo relacionamos con un sectarismo manifiesto con un programa de acción mediante la conquista del poder pero el cambio radical para hacernos mejores es la conversación del corazón», ha dicho.
Al hilo de esto, ha subrayado que la fe «consuela, no es una mera ilusión ni fantasía». «Son hechos históricos contundentes y para que la sociedad torne más humana hay que recibir el mensaje del evangelio», ha añadido para hacer alusión a la «violencia injusta que sufren miles de niños en el mundo».
«Gabriel está en manos de Dios y en este momento, en que el cuerpo de este pequeño va a ser llevado al sepulcro, oremos para que conceda a sus padres y familiares ánimo para sobrellevar cristianamente su dolor», ha afirmado.
Antes de concluir las exequias, González Montes ha trasladado su pésame «personal y de todo el pueblo de Dios» a los padres del niño y les ha pedido que «tengan plena confianza en la ternura y misericordia del Señor» al tiempo que ha alabado la solidaridad con la que ha reaccionado la sociedad «antes hechos que perturban la paz social truncando la vida, apenas la infancia».
Y de nuevo aplausos en el exterior, que se entremezclaban con gritos de «fuerza, no os merecéis lo que estáis pasando, todo nuestro cariño», a la salida del ataud y, de nuevo, un pesado silencio cuando era introducido en el coche fúnebre entre caricias de Patricia, de Ángel y de sus abuelos. Y otra vez la gente ha gritado: «Todos somos Gabriel».
Antes de que el cortejo fúnebre con los restos mortales del pequeño tomase rumbo al cementerio de Fernán Pérez, en Níjar (Almería), los padres de niño han tenido una última comparecencia ante los medios de comunicación.
Han pedido «intimidad» para dar sepultura al pequeño y han invitado a que «todo el mundo ponga hoy en su nombre» la canción de Rozalen 'Girasoles', uno de los «últimos temas que bailamos juntos».
«Sabemos que Gabriel está ya en algún lugar con sus peces y que la bruja mala del cuento ya no existe», ha trasladado, rota por el dolor y el cansancio, Patricia, quien ha dicho que se queda «con la cantidad de cosas buenas que ha sacado de todo el mundo» su hijo durante los 12 días en los que permaneció en paradero desconocido y ha suscitado una ola de solidaridad casi inédita.
Ella se ha mostrado convencida de que el pequeño «va a seguir sacando cosas buenas» y ha trasladado su «agradecimiento de corazón», al tiempo que Ángel ha destacado que ese cariño y apoyo «tan grande nos ha llevado en volandas a buscar a nuestro hijo».
«Ayer nos llegó por Internet un cuento muy bonito, que decía que nosotros no habíamos perdido, que mi hijo había ganado, no solo porque había desaparecido la bruja mala del cuento sino por la cantidad de gente y las cosas buenas que ha sacado de todo el mundo», ha concluido.
Después, el silencio otra vez hasta que el cortejo fúnebre ha abandonado la Plaza de la Catedral y han comenzado a abandonar el templo las autoridades asistentes. Entonces, algunos de los presentes han reclamado el mantenimiento de la prisión permanente revisable.