La Audiencia Provincial ha impuesto penas que suman 59 años de prisión para siete de los once acusados por prostituir a menores y traficar con drogas en la ‘operación Nancy'. La sentencia relata cómo cuatro jóvenes, tres de ellas menores de edad fueron explotadas sexualmente por cuatro de los implicados a cambio de estupefacientes y sitúa a otras tres personas dentro de ese tráfico de drogas. Se establece que nunca se trató de una trama organizada y jerárquica, sino que no existió más acuerdo entre ellos «que el accidental».
Todos los hechos ocurrieron en los años 2011 y 2012 y entre ellos se encuentra la muerte de Nora Ayala de una sobredosis el día 25 de septiembre de 2011. Su padre, Francisco José encontró a la adolescente de 16 años muerta en el descansillo de su vivienda a las once de la noche. En ese momento, el padre salía de casa para buscarla porque no había regresado a la hora que tenía fijada. La sentencia no condena a nadie por la muerte de la joven. No había ninguna acusación formulada. Todo lo que quedó claro en la investigación es que esa tarde consumió droga con los dos acusados que han recibido condenas más altas: Eva María Vera y Edizon Cornelio. Las magistradas le han impuesto 15 años y medio de cárcel a la primera y 17 al segundo.
Confianza
La sentencia señala que Eva María Vera era la persona que contactó con Nora y se ganó su amistad. A partir de ahí, se hizo con la confianza de otras dos adolescentes. A todas ellas las introdujo en el consumo de drogas. Varias testigos señalan escenas en las que Eva tomaba droga delante de ellas en su casa y que les decía que era algo «normal». La propia acusada era consumidora habitual de cocaína y se prostituía ella misma para conseguir dinero o droga. Así, la sentencia señala que convenció a Nora para que mantuviera relaciones sexuales con Edizon Cornelio. Luego éste daba droga o dinero a la adolescente y Eva se quedaba con un porcentaje.
La sentencia condena a otros dos hombres por mantener relaciones con Nora. Sin embargo absuelve a otros tres al considerar que los indicios que hay de que también prostituyeron a la menor no bastan para tener plena seguridad de su culpa.
La absolución de otro de los acusados tiene un motivo diferente. Éste admitió en el juicio que tuvo relaciones sexuales a cambio de dinero con una joven con discapacidad. Sin embargo, las periciales psicólogicas llevan a que la Sala concluya que ésta joven «tenía aptitud para saber y conocer la trascendencia de las relaciones que le proponía Eva María Vera».
La condena se basa en la declaración de las tres menores supervivientes que están corroboradas por las grabaciones realizadas por la policía y los mensajes que los padres de Nora encontraron en su ordenador y su móvil. Los acusados contactaban de forma insistente con la menores, bien para ofrecerlas droga, bien para mantener cierto control sobre ellas. El único comportamiento violento que se relata viene de parte de Edizon que, según la sentencia golpeó a Nora y a otra de las menores en ocasiones diferentes para que accedieran a comportarse como él quería. Incluso después de la muerte de Nora, Eva captó a otra joven, de 16 años de edad que presentó a otro hombre, condenado a ocho años y medio. Éste llegó a grabar a la menor cuando mantenía con ella relaciones.
Indemnización
La sentencia avala la actuación de los padres de Nora al hacerse con los mensajes de su hija una vez fallecida ésta. Una de las defensas había planteado la ilegalidad de esta actuación y pedía que se anularan las escuchas. La Sala razona que estos mensajes no afectan a la intimidad del acusado, sino que, en todo caso lo harían con la de Nora y admite su valoración.
Además de las penas de prisión, la sentencia fija indemnizaciones de 50.000 euros para los padres de Nora y de 25.000, 15.000 y 6.000 para las otras víctimas del grupo. Tres de los acusados quedan condenados únicamente por delitos de tráfico de drogas. Éstos no están relacionados con la prostitución de las menores, sino con suministrar cocaína y otras drogas a quienes se acostaban con las víctimas.