Se llama Diana García, tiene 35 años y es vecina de Inca. Hace unos meses le diagnosticaron una enfermedad denominada endometriosis rectovaginal, pero que se encontraba en su grado más alto. A partir de ese momento su vida cambió radicalmente y vive inmersa en su peor pesadilla.
«Yo era una ejecutiva de éxito, con un buen sueldo y una familia consolidada. Ahora, he perdido el trabajo, pero lo peor de todo es que me estoy muriendo en vida», afirma Diana.
Nuestra protagonista está dispuesta a todo y luchará hasta el final. Ahora se plantea llevar a los tribunales al Govern por daños y prejuicios y suplica que su caso sea estudiado y tenido en consideración por las autoridades competentes.
«Todo comenzó el 28 de octubre de 2012. Me operaron y me extirparon una trompa y el ovario derecho a consecuencia de una explosión de endometriosis. Tras las posteriores revisiones las noticias eran cada día peores. Mi enfermedad se me ha reproducido muy rápidamente y tengo muchos órganos afectados. No puedo vivir. He perdido el trabajo, estoy todo el día medicada, no puedo comer, sufro pérdidas de sangre y el dolor es insoportable», relata Diana.
«Mi comida diaria es un potito de bebé y tardo más de 15 horas en hacer la digestión. La sanidad pública está desbordada y la falta de quirófanos está provocando retrasos en las intervenciones. En Mallorca sólo hay un equipo médico preparado para afrontar el tipo de operación que requiere mi enfermedad, pero debido a la complejidad (se precisa un médico de cada especialidad en el quirófano) los retrasos pueden superar los dos años en lista de espera. Yo era una mujer de 60 kilos, pero ahora no llego ni a los 48. No como, no duermo, no vivo», nos cuenta Diana entre lágrimas.
«Lo tengo todo preparado. Es muy duro tener que hablar así, mucho más sabiendo que tengo niños pequeños y un marido al que adoro, pero ya me estoy haciendo a la idea. Tengo el testamento hecho y nos estamos mentalizando para lo peor. ¿Cómo puede vivir una persona sin comer ni dormir durante dos años?», concluye.
Diana nos pide que la dejemos descansar. Su voz ya no puede aguantar y nos facilita toda la documentación.