Andreu Coll Tur, el asesino confeso de su padre en Alaró, fue campeón nacional de un juego ultra violento en el que se matan oleadas de zombis de las formas más atroces. El joven, de 18 años, utilizaba el nickname de «táctico men» y como jugador se definía como «una máquina de matar».
La obsesión del chico con la Play Station 3 le llevaba a pasar gran parte del día encerrado en la finca de su padre en sa Teulera (Alaró), jugando online a sus dos títulos favoritos: el mencionado Dead Rising 2 (El amanecer de los muertos) y Call of Duty (la llamada del deber) .
Muy habilidoso
En ambos títulos, que son de temáticas muy distintas (uno es de zombies y otro de militares) aunque comparten el componente de ultra violencia, Andreu demostró ser extremadamente habilidoso. Este año, participó en un torneo en internet y quedó el primero de los jugadores nacionales. Fuentes de la investigación han informado que el muchacho sabía que era un fuera de serie jugando a estos títulos y en sus conexiones online con otros jugadores les recordaba que él era «una máquina de matar».
En algunos foros sus hazañas llegaron a ser comentadas por otros compañeros de juego. Fue precisamente allí donde conoció a Fran, que se conectaba desde Zaragoza. Primero compartieron equipo y después decidieron crear partidas cerradas en las que participaban los dos. Además de abatir enemigos -bien muertos vivientes, bien soldados-, los dos amigos pasaban mucho tiempo hablando a través de auriculares. Después se dieron los correos electrónicos y los teléfonos. Fran Abas Rodríguez lo invitó a Zaragoza, y Andreu pasó unos días con él en esa capital. De vuelta a Mallorca, fue Andreu el que le invitó a pasar unas vacaciones. En la finca de Alaró empezaron a tramar el asesinato de Andreu Coll Bennàssar, el empresario de 57 años. Primero le drogaron e intentaron golpearle, pero se asustaron. Al día siguiente, domingo 30 de junio, volvieron a su cuarto y lo mataron a golpes.