La leyenda urbana de las tragaperras y los chinos a juicio. Un ciudadano de esta nacionalidad y el empleado de un salón de juegos de Palma fueron juzgados ayer acusados de estafar 5.000 euros de una única máquina tragaperras. Según declararon los responsables del salón se descubrió el fraude cuando comprobaron que la máquina tenía un mecanismo de control averiado y que había dado premios muy por encima de las cantidades para las que estaba programada. Al revisar las grabaciones del establecimiento se descubrió cómo dos ciudadanos chinos eran quienes jugaban en esas ocasiones. Uno de ellos desenchufaba la máquina cada vez que hacían una jugada que no resultaba premiada. De esta manera se les devolvía el dinero cuando no conseguían premio y podían probar una y otra vez sin coste.
La Fiscalía mantiene que el empleado que estaba en ese turno de noche estaba compinchado con ambos e incumplía los protocolos de seguridad del local.
La Fiscalía reclama para cada uno de los acusados tres años de cárcel por estafa, si bien en su informe, la representante del ministerio público señaló que los hechos en realidad eran un hurto penado con año y medio de prisión. Las defensas de ambos acusados reclaman la libre absolución.