«Una hamaca me salvó la vida, aún no me lo puedo creer». Jake Evans, un fontanero de Liverpool de 18 años, pasaba unos días de vacaciones en Magaluf con unos amigos y el lunes por la mañana, tras una noche de copas, cayó desde un séptimo piso de su hotel. Lo más normal hubiera sido que la caída, de veinte metros, hubiera sido mortal, pero el joven aterrizó sobre una tumbona y salvó la vida de milagro. Ahora permanece ingresado en Son Espases, con múltiples lesiones.
-¿Cómo ocurrió todo?
-Estábamos alojados en el hotel Torrenova, de Magaluf, con unos amigos. Nos íbamos a quedar hasta el pasado sábado en la Isla, pero salimos de marcha y perdí mi pasaporte. Cuando intenté volar me dijeron que era imposible, así que no tuve más remedio que quedarme. El domingo por la noche salimos y regresé sobre las ocho de la mañana del lunes. De vuelta al hotel estaba con una chica en la habitación de unos amigos, en la séptima planta, y le pedí un encendedor a un chico que estaba unos pisos más abajo, porque quería fumar un cigarrillo.
-¿Desde que altura cayó?
-Calculo que eran unos veinte metros, más o menos. Yo iba un poco bebido por las copas que había tomado esa noche de juerga y cuando quise coger el encendedor que me lanzaba aquel chico perdí el equilibrio desde la terraza y caí. Todo pasó muy rápido. Aún no me lo puedo creer.
-¿Fue una caída libre o fue golpeándose?
-La gran suerte que tuve es que sobresalían algunos balcones y terrazas, y fui chocando hasta que caí a la zona de la piscina. Aterricé sobre una hamaca, que quedó reventada. Y me salvó.
-¿Seguía consciente?
-Tenía mucho dolor, pero estaba vivo tras caer desde esa altura. Los médicos y la policía me dijeron que lo mío había sido un auténtico milagro.
-¿Qué lesiones sufrió?
-Sangraba mucho, tenía cortes en los ojos, los labios y la nariz. Luego, en el hospital de Son Espases, me atendieron de una fractura en el cráneo, los dos dedos pulgares y el brazo derecho rotos, y un esguince de tobillo.
-¿Cómo se enteró su familia?
-La noticia llegó rápidamente a Inglaterra, y cuando mi familia lo supo se llevó un susto tremendo. Ahora están aquí mi madre Bernadette y mi abuela Mary.
-¿Cuándo podrá regresar a su país?
-Yo ya tengo muchas ganas de volver, con todo lo que ha sucedido. Lo que ocurre es que los médicos no me dejan subirme a un avión porque no estoy recuperado. Durante al menos otros diez días no podré volar.
-¿Qué le ha dicho su familia?
-Mi madre dice que he tenido mucha suerte, que podría haber sido mucho peor. Y tiene toda la razón. La hamaca me salvó.
Otra caída
Un hombre de nacionalidad sueca de unos 36 años de edad ha resultado herido esta madrugada tras caer desde un segundo o tercer piso del hotel Comodoro de playa de Magalu
El suceso ha ocurrido sobre las 4.30 horas en el hotel situado en la calle Cala Blanca número 9 de la citada localidad costera, que cada año congrega numeroso turistas británicos y de otras nacionalidades.
El hombre ha sido trasladado al Hospital Son Espases en estado menos grave. Según el 112, el turista ha caído desde una altura de tres pisos -que el 061 rebaja a dos- sobre el tejado del comedor del establecimiento hotelero.