Lo que va del sí al no (y viceversa)

| Palma |

Ala menor sospecha, el camino que va del no al sí resulta siempre menos tortuoso –y a la larga tranquiliza más, es más balsámico– que el inverso, el que va del sí al no. Posiblemente sea más fácil decir que sí que decir que no y eso es lo que explica, que no justifica, el modo de actuar de la corrupción. En general, y eso podría valer para cualquier ámbito, sabes que es más fácil cambiar un no por un sí que un sí por un no. Se está viendo con todas esas noticias y con quienes las está protagonizando. Si das un sí de entrada, fin de la historia; porque ese sí ya no será tuyo sino de quien lo reciba. En caso de sospecha o de duda, el no siempre te permite cambiar si tienes margen. Y si cambias de opinión, llenarás de gozo a quien te haya hecho la propuesta pues pensará que tenía razón y tú estabas en un error, que te ha convencido o que se ha impuesto. No consta que nadie del trío de la trama corrupta fuera con el no por delante. Igual en el mundo de la política limpia y en cualquier otro ámbito también es difícil decir que no. Pero después del primer sí vendrá otro y después vendrá otro más. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE dejó caer varios ‘noes’ el otro día: no a las elecciones, no a la cuestión de confianza. Aunque juega con ventaja, pues está arriba de momento. ¿Cambiará de opinión? Seguramente le resultaría más fácil explicar que habrá elecciones después de decir que no habrá que anunciar una convocatoria electoral y luego desdecirse. Una vez dijo el PSOE que de entrada no (a la OTAN) y luego se sacó de la manga un sí, que explicó «en interés de España». ¿Hay mucha diferencia entre cómo actúan quienes se mueven en el mundo de la política y cómo se actúa en otros ámbitos? Quién sabe. Cada día tienes opción a decir que sí y a decir que no. Todo en general es una elección, incluso lo que parece que no lo es.

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